El fuego es la energía, la vitalidad, la fuerza, la sexualidad, el placer, la abundancia.

La cualidad del fuego nos entrega calor, vida, voluntad, autonomía. Y cuando conectamos con el fuego recuperamos nuestro aspecto más creativo y salvaje, nuestra pasión, nuestro coraje, nuestro ímpetu. Una persona con la energía del fuego en equilibrio es una persona fuerte, física, que tiende al movimiento, trabajadora, implicada, pasional, enamorada, ardiente. Una persona con fuego en equilibrio es abundante porque constantemente da, se entrega en cada acto totalmente.

Cuando el fuego se vive en exceso uno pierde el control de sus pasiones o las puede dirigir de una forma negativa. Su ira, sus pasiones, su fuerza, se convierten en torrentes de energía descontrolados que tienden a perderle.

Cuando existe una carencia de fuego la persona no tiene energía para realizarse. Nos cuesta mucho más emocionarnos y no nos apasionamos con lo que hacemos. Perdemos el deseo, la vitalidad, la “chispa”. Cuando hay carencia de fuego nos quedamos donde estamos sin intentar avanzar en ninguna dirección. No hay movimiento por lo que no hay cambio ni hay transformación.

Los problemas de exceso o carencia de fuego pueden surgir de la monotonía, de ciertos problemas en las relaciones y la sexualidad, de sentir que nos hemos desgastado en diferentes situaciones de la vida, o cuando nos hemos implicado demasiado en algo y hemos visto como no sale bien, igual que si durante años hemos hecho las mismas cosas, con los mismos horarios, en los mismos lugares.

Equilibrar el fuego significa recuperar el aliento de vida. Se trata de hacer las paces con nuestro pasado y reanimar nuestro espíritu hacia el cambio. El trabajo de equilibrar el fuego, llamarlo o suavizarlo, se basa en trabajar la pasión por la vida. Reenamorarnos de nuestra vida o de nosotros y equilibrar el trabajo de la necesidad de intensidad en las pasiones.

Al trabajar con el fuego trabajamos con el amor propio y la necesidad de vivir con mayor intensidad lo que ya de por si es maravilloso.

Ejercicio para sentir y equilibrar el Fuego

Puedes hacer este ejercicio sintiendo el sol o frente a una hoguera. Siéntate enfrente del fuego o tumbado sintiendo el sol en tu cuerpo, de forma que puedas estar un rato así sin quemarte y sin la necesidad de moverte. Si te tumbas al sol no necesitas estar desnudo. Comienza a sentir el fuego ante ti, obsérvalo, siente su vida, su inagotable energía. El fuego es vitalidad, es energía, es calor.

Ve sintiendo el calor del fuego en la piel, en todo el cuerpo. Siente su calor como te entrega más energía. Absorbe el calor del fuego y su cualidad por tu piel y por tu cuerpo. Utiliza la imaginación para imaginar como el sol o el fuego también llena de calor cada órgano, cada músculo, cada hueso. Siente como todo tu cuerpo se revitaliza con la energía del fuego. Todo tu ahora eres energía, eres calor. Siente que el fuego no te quema, sino al contrario, te alimenta de vida.

Según hagas el ejercicio más vital te sentirás.

Ahora lleva la cualidad del fuego más profundo, a tu ser, a tu espacio interior. Siente como se expande dentro de ti el calor, la vitalidad, la fuerza, siente en ti la esencia del fuego abrigándote. Cuando sientas esa unión con el fuego desde tu esencia a la esencia del fuego puedes mantenerte ahí el tiempo que sientas que necesitas y después exhala ese beneficio hacia todas las personas que te rodean, hacia todo lo conocido, hacia todo lo que existe.

Exhala sin ningún temor la cualidad del calor, de la vitalidad, de la luz que entrega el fuego hacia todo lo que te rodea compartiendo los beneficios de este trabajo.

Los cinco elementos

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