Hércules. Las 12 pruebas del hombre despierto

Hércules o Heracles, hijo de Júpites y Alcmena, estaba aun en la cuna cuando Juno, enemiga suya, envió dos serpientes para que le devorasen, y apenas el pequeño las vio, las cogió con sus manitas y las estranguló. Hércules nos muestra la transformación del hombre, desde el ser egoico y perdido en sus miserias, atrapado en sus debilidades, hasta el despertar. Nos muestra un camino interior que todos debemos recorrer y entrega claridad en nuestras peores batallas y esperanza a nuestro corazón. Heracles en griego que significa “la gloria de la psique” Harikulesa en sánscrito: aquél que sigue el Sendero de la Evolución Se dice que Hércules asesinó a su hermano gemelo Ificles, simbolismo de esa parte dual idéntica a nosotros que debemos sacrificar para avanzar en nuestro camino interior.

Hércules, siendo aun muy joven,fue llamado ante Euristeo, rey de Micenas, un tirano que sorprendido por las historias tan asombrosas que se contaban de Hércules, quiso ponerle a prueba. Así le recibió muy duramente y le obligó a realizar doce temerarios trabajos.

LAS 12 PRUEBAS

1. Capturar y asesinar al león de Nemea

Cerca de Nemea habitaba un león que destrozaba los campos. Hércules probó con todas sus flechas contra su piel, pero tal era el grosor y el tamaño del animal que ninguna le hizo daño. Luego lo golpeó con su maza hasta romperla. Finalmente le ahogó entre sus brazos. La piel del león sirvió de vestido a Hércules. Este escaño nos muestra la necesidad de controlar nuestros instintos y pasiones hasta darlos muerte. Ningún artilugio: flechas o mazas, lograrán ayudarnos en un trabajo que debemos afrontar nosotros mismos.

2. Destrucción de la Hidra de Lerna

Cerca de Argos, en Lerna,una hidra espantosa desolaba las tierras. Era un brutal monstruo de siete cabezas y cuando se cortaba una de estas, crecían otras dos. Hércules cortó todas las cabezas de Hidra de un solo golpe. Finalmente incendió los cañaverales donde estaba la guarida de Hidra venciendo a la bestia.

Los defectos, los venenos de la mente, los podemos ver como las siete cabezas o los siete pecados capitales: orgullo, envidia, codicia, ira, lujuria, gula y pereza. Una vez intentas acabar con cualquiera de estos venenos sin subsanarlos de raíz, volverán a crecer de otra forma, con una fuerza duplicada. Todos los sufrimientos están en estas 7 cabezas. Cuando Hércules utilizó su fuerza para acabar con todos a la vez, no tubo en cuenta la raíz. Utilizando la astucia, pudo llegar a la guarida de la Hidra y terminar de darle “cobijo” y alimento. Así pudo acabar con ella fácilmente.

3. Captura de la cierva Cerinita

Había en Cerinia cinco ciervas consagradas a Artemisa. Cuatro de ellas habían sido capturadas por la misma Artemisa y tiraban de su carro, pero una logró escapar ayudada por Hera. La cierva de Cerinita tenía los cuerpo de oro y los pies de bronce. Corría a gran velocidad por lo que Hércules no podía atraparla. Finalmente la construyó una trampa y tras 12 meses logró capturarla y llevarla viva a Euristeo. Este escalón requiere también poder entender el siguiente paso en el sendero. El ciervo es la pureza del alma. Es el alma que sufre y muestra su valor a la vez a través de sacrificar su propia vida. Doce meses tardó Hércules en acercase a ella, sedienta, la cierva se detuvo en una charca a beber y Hércules aprovechó su agotamiento para herirla levemente con una flecha. Así la pudo atrapar viva. Conectar con el alma humana requiere esperar, rendirse, observar fijamente.

4. Atrapar el jabalí de Erimanto

Tras apoderarse de la bella cierva mágica, Hércules debía atrapar el jabalí de Erimanto. Un furioso animal que devastaba la región. Cuando Hércules lo vio le asustó gritándole y echó a correr simulando tenerle miedo monte arriba. El pobre jabalí agotado fue presa fácil. Hércules se echó sobre él, ató sus patas y su hocico con una cadena que la misma Atenea le había entregado. El jabalí nos muestra un reflejo del ego. Los bajos instintos que debemos eliminar.

De nada nos sirve luchar contra nuestros instintos, contra nuestro ego, claramente nuestro ego vencerá la batalla, pero si a través de nuestra inteligencia y perseverancia agotamos a nuestro ego, será mucho más fácil capturarlo.

5. Limpiar los establos de Augias

Augias, rey de Élida, tenía un rebaño de tres mil vacas cuyos establos no habían sido limpiados por treinta años. Hércules desvió el río Alfeo e hizo pasar sus aguas por los establos. El río limpio todas las suciedades de los establos y este trabajo fue realizado en un solo día. Se trata de purificar nuestro subconsciente lleno de los “rebaños” de las mil creencias y superficialidades, centenas de entidades psíquicas que constituyen nuestra mente inconsciente. Todo aquello que la vida nos muestra a través de nuestro reflejo en lo que nos rodea.

Es curioso que se señale que esta labor ha de realizarse en un sólo día. Puede ser simplemente que en el momento que una pizca de Sabiduría, de Luz o verdad entran en nosotros, despejan todas las telarañas de nuestra mente.

6. Destrucción de las aves antropófagas

En Arcadia vivían unos pájaros espantosos que se alimentaban de carne humana. Tenían alas, cabeza y pico de hierro y sus uñas más corvas que los buitres. Haciendo retumbar unos címbalos de bronce Hércules logró expulsarlas del bosque donde tenían su guarida y las mató a flechazos. Más allá de nuestra mente inconsciente todos poseemos pensamientos de gran oscuridad, un aspecto psíquico inconsciente desviado de la luz. Se trata de aquellos rincones de nuestra mente con gran fuerza y que si nos descuidamos atacan la psique humana con gran violencia devorando incluso las creaciones propias o ajenas, atacando la autoestima, el liderazgo, nuestras obras, a nuestra familia.

Primero el iniciado espanta a los pájaros, los permite que salgan a la luz, es vital verlos para poder acabar con ellos. Una vez a la luz, con toda su fuerza y su poder, es fácil matarlos con el arco y las flechas, nuestra conciencia enfocada con todo el poder en la diana.

7. Captura del toro de Creta

Un toro indomable enviado por Neptuno a Creta sembraba desolación por doquier. Hércules tras controlarlo se lo ofreció a Euristeo. Nuestra sexualidad, nuestras pasiones, se pueden convertir en un toro salvaje que arrasará todo en nuestro camino. Es interesante comprender como el toro de Creta no debía ser muerto sino atrapado, pues estos impulsos sólo son un desorden, un desequilibrio, de energías puras y naturales que hemos de saber naturalizar e integrar desde el conocimiento y la fuerza interior.

8. Captura de los caballos de Diomedes

El rey de Tracia, Diomedes, tenía unos feroces caballos que vomitaban llamas y alimentaba con carne humana. Hércules logró dominar a estos caballos enviándolos con el mismo Diomedes a quien devoraron en un momento. Se trata de las pasiones infrahumanas: el hambre y la sed de nuestros aspectos más inconscientes y dormidos. Según continuamos alimentando estos aspectos internos más poder adquieren. Pero en una gran prueba de coraje, uno puede permitir que las mismas fieras se lleven al espíritu interno, a la parte de nuestra psique que no deja de alimentarlos autoengañándonos y permitiendo que nos perdamos más y más en nuestras pasiones nacidas de los inframundos.

9. Robo del cinturón de Hipólita, reina de las Amazonas

Las Amazonas eran mujeres guerreras que moraban en Asia Menor. Asesinaban a sus hijos y educaban con gran cuidado a sus hijas en el arte de la guerra. Hércules se asoció con Teseo y juntos viajaron a las costas de Capadocia, atacaron este poblado de mujeres y cautivaron a su reina para así poder robarle el cinturón. Esta labor muestra el aspecto psíquico femenino interior y la necesidad de templarlo y conquistarlo.

En este trabajo tanto el aspecto masculino, Hércules, como el femenino Hipólita, tiene una doble cara. Por un lado el aspecto masculino que dirige la fuerza, el entendimiento, que guía en la batalla y con su fuerza domina el cuerpo y la batalla. Por otro lado el aspecto masculino que precavido espera, silencioso, consciente de sí mismo, de sus fortalezas y sus debilidades. El aspecto masculino que se permite mostrar sus heridas porque es consciente de que estas heridas le entregan toda su fuerza. El aspecto femenino se muestra por un lado vulnerable, frágil, bello, misericordioso, acogedor y dulce. Por otro, con gran fuerza, se muestra el aspecto femenino aterrador, perfecto en la batalla de la vida, incapaz de permitir una caída. Esa parte que nos señala nuestra propia ceguera y nuestra necesidad de estar de pie en la guerra. Conquistar la fuerza de nuestro espíritu femenino interior nos entregará visión, cautela y gran sabiduría en nuestro camino. Y también es muy probable que en este viaje, en esta aventura, no podamos embarcarnos solos igual que Hércules que la libró con su mejor amigo.

10. Conquistar el rebaño de Gerión

Gerión, rey de la bética, era un gigante de tres cuerpos que tenía custodiados sus rebaños con un perro gigante de siete cabezas. Hercules debía apresar a este rey, arrebatarlo los rebaños y conducirlo a Grecia. En este escalón de nuestro viaje vivimos una renuncia a todo lo efímero. Posiblemente nos desprendemos incluso de todo lo que pertenece a nuestra vida y a nuestro tiempo. Se trata de un abandonar el control y permitir, fluir, entregarnos a la vida. El gigante que vive en nosotros custodia la fragilidad y la docilidad, pero cuando logramos abrir las puertas a nuestra cárcel interior y nos liberamos de nuestra necesidad de ser los dueños de nuestra vida, la misma vida da un giro hacia la felicidad.

11. Robo de las manzanas de oro

En el jardín de las Hespérides en Mauritania, había unas hermosas manzanas de oro custodiadas por un dragón que jamás dormía. Atlas ayudó a Hércules adormilando al dragón y recogiendo el mismo las manzanas de oro mientras Atlas sujetaba el cielo sobre sus espaldas. Cuando unimos cielo y tierra en nuestro corazón, cuando sostenemos la infinita conciencia con sólo nuestro equilibrio en la vida, podemos recoger los frutos más añorados y perfectos . En este paso se forma un canal entre el cielo y la tierra, es un estado de gran conexión con la fuente.

12. Arrancar el Cancerbero, guardián del Tártaro

Hércules en su última prueba debía bajar al Tártaro, el imperio de las sombras, y atrapar al monstruo que las custodiaba. Sin vacilar Hércules bajó a los inframundos y encadenó al monstruo y lo arrastró fuera de los dominios de los infiernos. En este capítulo uno se hace el guerrero interior, gobernando nuestra vida con total consciencia nada puede dominarnos.

 

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