Admiración

La admiración, como todas las emociones, posee un abanico muy amplio en su sentir. Un sentimiento de admiración puede darse ante aquellas personas que nos inspiran por sus capacidades, talento, belleza, valores… Pero también puede darse admiración, en un nivel mucho más superior, por todo aquello que habita en el Universo, cuando aprendemos a valorar y a amar aquello que nos rodea. En un estado de admiración una persona siente alegría y regocijo, celebra junto al otro sus logros y le sonríe en su camino.

La admiración es necesario trabajarla. En este tiempo y con nuestra educación hemos aprendido a ser competitivos y nos esforzamos por ser “mejores” sin embargo, la energía de admiración no nace de la competencia, no sientes ni piensas que el otro es mejor que tú, sino que le admiras por lo que es. Sea como sea, su naturaleza y su vida te parecen dignas de respeto y alegría.

Por ello es importante trabajar la admiración, primero siendo conscientes de nuestra tremenda lucha por superarnos y huir de nosotros mismos, y segundo reconociendo la grandeza de cada ser en su naturaleza.

Observa el mundo y aprende a amarlo, es fácil amar la belleza, simplemente hay que primeramente, respetarla y admirarla.
Cuando sientas celos, envidia, observa que ese dolor de comparación está en ti, y evítalo transformando tu ceguera en admiración y amor.

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