A veces es bueno comprender que, cuando avanzamos, muchas cosas que teníamos por firmes se desquebrajan, y de aqui nace una sensación de que entras en un momento de tu vida donde muchas cosas romperan, sobre todo aquello a lo que con tanto temor te has agarrado durante tantos años pensando que necesitabas apoyo. Es un tiempo donde la libertad emerge. De una forma preciosa. Generando autonomía. Tanto tiempo uno busca la autonomía, que a veces cuando parece, nace con el dolor del cambio, y sobre todo el temor a la libertad; posiblemente el mayor miedo de la humanidad.
Y tengo la convicción de que todas esas formas tan retorcidas, extrañas, insultantes, con las que lidias durante este año, no son más que la oportunidad de soltarte de la necesidad de estar asido a algo concreto pensando que sólo así puedes ser feliz. Pertenecer a algo no es libertad, es una jaula que inhibe tu capacidad creativa y espiritual. La identidad moral, psíquica, emocional, no es igual que la unidad, o la experiencia compartida, sino una forma más de limitación personal. Cuanto más sola se siente una persona, cuanto más desafiante es la experiencia con uno mismo, más necesita esa identidad, desde una identidad política que no permite comprender que las ideologías de ahora dicen lo mismo que hace 5000 años, hasta una identidad espiritual haciendo creer que existen grados en la ascensión propia o planetaria.
Observar una relación del entramado social como la libertad plena y espiritual de dos personas, sobre todo como la continua elección que nace, día a día, de seguir juntos, y no la promesa de amor incondicional que surge del temor, ha generado una apertura en la vivencia de la dicha en el hogar y en las relaciones humanas desde que te conozco. El observar a las amistades como individuos con los que coincides emocional, mental o espiritualmente, que no te deben nada, a quienes no debes nada, y entre quienes no es necesario demostrar nada, ha generado en ti el inicio del descubrimiento del juego y el compartir de la alegría con iguales. Ahora te es más fácil crear con y desde la amistad. En vez de utilizar las relaciones personales como una forma de bloquear todo sentimiento de soledad y separación.
De una forma u otra, estás aprendiendo a reconocer que existe la libertad en la vida, y que esa libertad es el único camino hacia la plenitud. Y esa luz que surgió en el inconsciente, aquella que llamábamos la luz que nace de la casa de la bruja Baba Yaga, ha generado que una parte de ti deje de agarrarse a las formas viejas, las cuales, quieras o no, ya te están soltando a fin de que puedas avanzar hasta el siguiente desafío que tú mismo te pongas, y que encuentres paz, independencia espiritual y moral, y equilibrio.
Borrachos de autoritarismo, con la mente codiciosa, muchas veces buscamos más conocimiento, más sentir, más contacto, más conexión, y la bruma de los deseos nos nublan la razón. El creer que hacemos bien, el defender la verdad, el destruir la sagrada forma sin forma de la inocencia pura y fresca que actúa, sin principios, sin verdades, sin saberes. Una conducta perfecta y natural que rápidamente auto-agredimos al creer que hacemos las cosas por una razón, que todo tiene un sentido, que tenemos razón, y empezamos a perder el tiempo en defender esa razón.
El camino, hoy, de una forma te dejó pasar un resquicio de la luz que se siente cuando se vive desde esa frescura, y no se trata de, una vez sentida, querer atrapar esa luz de la frescura de la vivencia del ahora e introducirla a la fuerza en todas y cada una de las manifestaciones de tu vida: la casa, el trabajo, las amistades, las relaciones, la paternidad. No se puede manipular la frescura. Aunque a veces tu cabezonería te lleve a intentarlo una y otra vez, no se puede condicionar la experiencia. Es pura.
La experiencia, lo único que podemos decir que es real, es pura.
La dicha, el amor, el sentir, es una experiencia pura. Inalterable.
Pero el ego buscará un millón de formas estériles y fútiles para generar condicionamientos alterables en su razonamiento de la búsqueda de ser algo. A eso, lo hemos llamado agregados, y no son más que las manifestaciones, corpóreas o mentales, incluida la conciencia y la propio conciencia, que quiere ser algo más que pura experiencia.
Entonces ocurre algo, una forma, un agregado al que has dado valor desde el agregado de tu conciencia, sin pedírselo, quiere liberarse de ti ¡adelante con ello! Es un espacio mayor de libertad para recuperar la libertad.
Todo eso inalterable, que a fin de cuentas es lo importante, continuará así, inalterable. Todo eso que se desgarra, se queja, se tuerce, aquello que el ego intenta dañar, no porque sea maligno, sino simplemente porque permanecerá inmutable mientras el ego, en cada una de sus manifestaciones, es sólo temporal. Se trata de aquello que otras personas ven en ti y les duele, les desgarra por dentro, porque tu atrevimiento de pasearte así, sin esperar nada de la vida más que vivirla con plenitud, abriendo los brazos al destino, es un insulto para ellos. Pero no te equivoques, que no son otros intentando atacar tu espíritu, sino tu propio ego, buscando de nuevo esa extraña sensación de separación. Lo mismo que los adultos tan acostumbrados a las formas y la rectitud en esas formas, hace que se distancien tan radicalmente de la primera infancia que vive pura en la experimentación y la vivencia esencial.
Amiga, vives en un tiempo dual, un extraño experimento de la creación. Y en esta autoobservación y respeto hacia uno mismo, es fácil creer que se tiene razón, más tal vez no haya nada que tengamos que cambiar, sino dejarnos llevar.
Tan sólo ten cuidado con esa parte curiosa de la mente, esa que ya analizamos en el pasado que con mezquindad quiere salirse con la suya cambiando rápidamente el traje. Comprende que tantas veces tu mente, astuta, sabe dar la vuelta a todo para continuar siendo el sabio, el analítico, el déspota. Manipulando la realidad propia o ajena, para continuar siendo “el bueno”, “la buena”. Cuando observes, cuando comprendas, continúa en la observación ¿Qué te detiene de esa observación? ¿Tal vez creer que has acertado? ¿Qué has llegado a algo? ¿Una comprensión de algo quizá?
No se trata de llegar a una comprensión, el autoconocimiento y el encuentro con uno mismo, es una experiencia continuada. No tiene pasado, presente y futuro. Simplemente ES.
La práctica de la contemplación sin intento de alterar la mente, en una búsqueda del autoconocimiento y la vivencia espontánea, tan sólo es una práctica para integrar una forma de mirada que abre la mente. No existe meta, no existe hallazgo. La vivencia en sí es el premio. Cuando tu mente genera formas para creer que ya has llegado, no son más que nuevos agregados, porque no intentamos llegar a ningún lugar, tan sólo estar, con plena conciencia, en el ahora, en uno mismo. En la observación.
Te será complicado abrir tu corazón si tu mente continúa cambiando la realidad a fin de que parezca una cosa, o has aprendido algo, o recuperando formas viejas. No se puede amar una imagen mental, sino que la mente forma la imagen mental para darle forma a lo que surge del amor.
Y esto es hoy, lo que estaba pensando al despertar.