Al principio, nuestros sentidos astrales nos confunden. Y siempre existe posibilidad de perderse en el astral. Igual que nuestros sentidos físicos nos pueden perder.
Hay ilusiones ópticas, y cosas que creemos haber visto, tocado, pero que no son lo que eran. De la misma forma, el plano astral es el plano de los engaños para las personas que no se han entrenado, o las que confían en todo tipo de fuentes y entidades engañosas.
La visión astral, para todo aquel que empieza, no dará más que mentiras como resultado. Por eso, cuando se abre el plano astral ante alguien que ya sabe, o en un grupo, lo normal es preguntar qué ha visto la persona, que significa… la persona responderá, pero todo lo que dice, seguro que es incorrecto. Entonces quien más conoce el plano astral, o el mismo grupo, ayuda a que quien ha verbalizado lo que piensa o lo que cree haber visto, razone y sea objetivo sobre sus visiones. Él mismo debería comprender sus errores. Muchas veces la persona tiene miedo de contar lo que ha visto, porque no le creerán, o porque se cree especial y por eso supone que tubo esas visiones, pero en el fondo las oculta porque sabe que son engaños y desea creerlos.
El plano astral se muestra tan engañoso que la oscuridad se puede ver como luz, que los maestros se confunden con aves o que las entidades se muestran como seres trascendidos. La persona incluso cree distinguir vidas pasadas falsas, casi siempre donde ha sido una personalidad fuerte y que ha dejado una huella en la historia. Pasa por pruebas de fe, de orgullo, de temor, de angustia… y todas esas visiones, no conducen más que a superar el discernimiento y la claridad.
Cuando una persona que no tiene entrenamiento en el astral, o no conoce, decide realizar este viaje hacia sí misma, abre portales, mira donde no se debería mirar, y desarrolla sentidos astrales de una forma equivocada y confusa. A veces cree que sus “capacidades psíquicas” tiene mucha más fuerza de la que tienen, o confía tanto en la veracidad de sus visiones que las utiliza como escusa para tomar decisiones importantes de su vida, generando muchos problemas.
Los niños pequeños, ven algo lejos y creen que pueden alcanzarlo, entonces extienden su mano y se extrañan de no llegar. Cuando juegas con los niños pequeños al escondite, ellos pueden taparse los ojos, creyendo que si no ven, no les ven, y caen igualmente en un error de conocimiento, en una ilusión. Estos errores son iguales en el plano astral, cuando la persona está rodeada de quien le enseñe, todo puede funcionar, pero si no es así, no podrá avanzar.
Muchas personas, en su ego, se arriman a quien sabe para alcanzar capacidades psíquicas, para conseguir acelerar ese trabajo, pero mientras esconden o guardan “secretos” de conocimientos, que no son más que engaños. Por ejemplo, visitan a alguien experimentado en astral, o en sueños, hacen preguntas a esa persona, o incluso acuden a esa persona físicamente para aprender, pero en el fondo, continúan siguiendo a figuras astrales que surgieron en sus primeros engaños, creyendo que alcanzarán una visión o una claridad superior de la persona a quien van a aprender. Y esa actitud, les lleva a no poder aprender nada de nadie, o que el mismo que es experimentado en el astral, haga como que les enseña, pero en el fondo no de todas las claves, porque en el astral, para quien sabe, no hay engaños, no hay mentiras, y quien cree ocultar sus auténticas intenciones, o su arrogancia y su ego, no sabe que las está mostrando casi desde el principio.
La persona que inicia el camino del desarrollo de las capacidades psíquicas en el astral, aun no sabe lo que se puede o no puede hacer, lo que encontrará, lo que es peligroso, no sabe lo sencillo que es perderse, ni la cantidad de seres, información y puertas que puede encontrarse, no tiene dominio de sus visiones o viajes, sino que estas aparecen aleatoriamente, caprichosamente, generando fuertes sacudidas emocionales, angustia, insomnio y temor.
El trabajo se puede hacer sin guía, sin acompañamiento, pero entonces se gastará mucho más tiempo y energía en aprender, se cometerán muchos errores y es muy muy probable que los engaños astrales acaben formando parte de la vida de quien elige seguir el camino en solitario.
A veces es difícil para quien se inicia diferenciar entre un cuerpo astral de un muerto y el de un viviente, o una entidad y un maestro. A veces las entidades toman formas, o la misma mente las desdibuja, a fin de mostrarse afines a lo que uno necesita creer.
La persona experimentada en el astral, sabe que hay otras personas igual. Sabe que si mira en una dirección, es como abrir un espejo, un portal, y desde ese otro lado también podrán mirar hacia uno. Sabe distinguir las formas ilusorias, probar los engaños y mantener la templanza y la calma ante las visiones y las apariencias.
Los sentidos, tanto los físicos como los astrales, deben servirnos como herramientas para el entendimiento, pero también debemos comprender que pueden engañarnos. Incluso cuando son entrenados, debemos perfilar cada visión, cada escucha, cada percepción para comprobar que sea lo que parece que es.
Quien desee capacidades psíquicas, quien desee entrar en un sendero espiritual buscando esas capacidades, igual que quien por lo que sea acaba en un camino donde las percepciones aparecen, entonces debe entrenarse, y con frecuencia este entrenamiento puede durar muchos años.
Las visiones engañosas del plano astral, para quien inicia el sendero, se tornan más reales incluso que la vida. Intensas como las pesadillas más aterradoras. Son apariencias de amor sublime, como el que imaginarías que vivirán las almas gemelas, son sensaciones de iniciación trascendental, o visiones aterradoras de seres que se comen el cuerpo, que absorben la energía, que cambian la materia, que aparentan ser lo que más temas o lo que más admires. Sus disfraces y su forma magnética, pero, sobre todo, la persona es atraída por la sensación de poder ver, saber, tener control y sabiduría. Muchas veces en ilusiones de que se le dará algo que nunca se dará, o le ocurrirá algo que nunca le ocurrirá. Las entidades burlonas astrales le mandan “recados”, le dirigen en direcciones que no conducen a nada, le dicen “secretos” que no significan nada, le entregan canalizaciones, visiones, sensaciones, que no son más que un engaño con otro y con otro.
Entonces la persona que quiere ver en el astral y no tiene un buen círculo de personas que le proteja, alguien que le guíe o conocimiento, acaba poniéndose en manos de entidades, disfrazadas de maestros, de luz, de emociones intensas de amor, pero que le hacen perder el tiempo y divagar en las sensaciones, los deseos y los caprichos arrogantes del ego.
Cuando estas entidades burlonas, aprovechadas de la mente sin entrenar, ven peligrar su posición, ahuyentan a la persona alejándole de otros: les dicen que los otros les hacen daño en el astral, o sus intenciones son malas, a fin de que la persona a la que engañan y guían hacia espejismos, se encuentre sola, apartada, y no pueda buscar respuestas reales a lo que vive.
Las personas que viven en las sombras del astral, en los engaños del astral, creen que todos los que les rodean, todos los videntes, todos los sensitivos, todos los que han conocido ese camino, trabajan en las sombras, perdidos, engañados, y consideran que ellos son los únicos que lo hacen bien. Pueden generar una visión buena hacia alguien o algo, siempre que se encuentre lejos o sólo la conozcan por libros. Pero a la larga, las visiones negativas logran nublar todo juicio. Curiosamente sus visiones engañosas les muestran que son los únicos que conocen la verdad, o que justo esa persona o ese maestro que podría ayudarles ha sucumbido a los engaños. De esta forma, el engaño persiste, y de esta forma, el mundo del plano astral acaba siendo tan dividido y con tantos problemas. El orgullo de nuestra sociedad individualista no permite comprender lo duro y completo que es el despertar de los sentidos psíquicos en solitario.
Cuando empezamos a tener un atisbo de luz, todo recupera el sentido, hay claridad y paz. Las visiones no son emocionales, ni terroríficas, ni con una intención tan trascendental, son visiones, sensaciones, intuiciones, igual que un día lluvioso o un atardecer, que no tiene porqué tener un significado trascendental.
Cuando una persona encuentra un grupo, después de mucho tiempo realizando este camino en solitario, mostrará muchos temores, dudas, los pondrá a prueba, creerá que los conoce o creerá que hay razones superiores para ese encuentro. De no aprender a integrarse y trabajar desde el equipo, desde la familiaridad y con sinceridad, es probable que al cabo del tiempo se genere otro problema. Aún tiene muchos hábitos confusos y negativos de su trabajo en solitario que habrá que observar, transformar y sanar.
Las personas que consideran que siguen un maestro interior, que no es más que un engaño o ilusión, suelen apegarse a él con tanta fuerza, que la entidad puede seguirles durante varias vidas. Por lo que la entidad no “soltará” a su mascota tan fácilmente, utilizándola sin sentido, jugando con ella, pues mientras genere atención y energía que le entregue sin dudar, a la entidad no le importa nada de lo que ocurra en su vida.
He podido comprobar como muchas personas, cuando descubren que su supuesto maestro interior es una entidad negativa, intentan echarla, pero la entidad ya ha adquirido muchos lazos, incluso asegura que nunca se irá, que nadie la podrá echar de ahí, y aunque también es un engaño, la persona lleva tanto tiempo sucumbiendo a sus engaños que se ve atrapada en este también.
El trabajo del desarrollo de las percepciones psíquicas en el plano astral es complejo, profundo y largo. Requiere paciencia con uno mismo y la comprensión de que se pondrán a prueba todos los defectos de la mente y el ego, sobre todo aquellos que creemos que ya se han superado.