Nuestra realidad es una proyección del espíritu. Nuestra realidad es una proyección de la mente. Todo es mente, y la conexión con la MENTE, no su aspecto burdo, sino el aspecto más profundo y completo, nos dará las claves para transformar nuestra vida.
¿Comenzamos en este proceso?
Imagina dos realidades:
La primera realidad es tangible, visible, manipulable y medible. Es lo que llamamos REAL, todo lo que ves, lo que piensas, lo es manifiesto. En el budismo se llaman los agregados de la mente. Esta realidad representa el mundo que conoces, el que sufres, en el que caminas. Son todos tus problemas, pero también todos tus atributos y cualidades.
Cuando más te apegas a esta realidad, o más la rechazas, con más fuerza te controla y te limita.
Es probable que no todos los aspectos de esta manifestación te gusten, y es posible incluso que algunos aspectos de ti mismo de esta manifestación, desees cambiarlos y transformarlos. Puede ser que quieras cambiar tu forma de pensar, la calidad de tus relaciones, tu relación con el dinero y la abundancia, tu salud, el amor propio… pero esta realidad sólo es una proyección, por lo que cada vez que intentas cambiar algo aquí, por muchos avances que logres, serán cambios parciales, y mañana habrá otros problemas, otras circunstancias.
De alguna forma, desde dentro de esta manifestación, sólo puedes ver y entender esta manifestación. Estás sujeto a sus leyes y estás atrapado en su aspecto temporal y espacial.
La segunda realidad es intangible, invisible, indeterminable y espiritual. No se trata del alma ni del espíritu, sino de una realidad donde se “define” la manifestación en la que estás.
Sus cualidades son 3:
La mente es vacío, es luz y compasión.
La mente es vacío, significa que la mente es pureza, paz. La naturaleza de la mente es equilibrio y vacuidad. Significa que en su esencia no es, pero es. Es vacío y es potencial para ser cualquier cosa.
La mente es luz, significa que la mente es consciencia. Es completa, pues no le falta nada, no anhela nada, no le sobra nada, y es consciente de sí misma y de lo que le rodea. Surge de forma natural, sin esfuerzo. Nada la controla, nada la limita, todo lo ve y lo siente. Significa que tiene la claridad y consciencia de todo lo que es, de forma natural.
La mente es compasión, significa que es expansiva, poderosa y contacta con todo y con todas las cosas en la perfección de conexión del vacío y la luz. Significa que tiene el potencial de ser lo que desee ser.
De una forma más coloquial, esto que llamamos esencia de la mente, es una realidad imposible para nuestros sentidos y nuestra necesidad de concretar, es imposible porque no es dual, no tiene separación, ni forma.
Imagina una madre con un bebé en brazos. En esta imagen vemos un reflejo de la manifestación de la mente.
El bebé todavía no es nada, pero puede ser cualquier cosa. Puede ser un hombre fuerte, valiente, inteligente, puede que su vida sea breve y dolorosa, puede que viva una vida desafiante, puede que trabaje en millones de cosas, puede que no trabaje. Aun es un bebé, sólo es un potencial. Sólo es una consciencia que podrá ser cualquier cosa. Que sea algo o que no sea nada, que sea una cosa o que sea otra, depende del abrazo de la madre.
Un abrazo de la madre demasiado fuerte, no le permitirá crecer. La madre ahogará su proceso creativo. El bebé sentirá confort, seguridad, cariño, pero no correrá mucho ni llegará muy lejos.
Un abrazo de la madre demasiado débil, le permitirá llegar lejos, pero no tener control de su camino. El bebé sentirá descontrol, falta de seguridad, falta de cariño, por lo que correrá a buscar lo que le falta. Llegará muy lejos, pero llegará con inseguridad, sin apoyo, sin base.
Nuestras creaciones, nuestras manifestación, la relación con nosotros mismos, es igual que la madre sostiene el bebé. Cada uno de tus pensamientos de tus conflictos, es un potencial, es una manifestación pura, en algún lugar, en algún punto, es ESENCIA PURA DE LA MENTE
Si agarras demasiado fuerte lo que estás creando, no dejarás que crezca, si no sostienes tu mente, tus emociones, tus creaciones, estás se desequilibrarán y te desequilibrarán a ti.
La fuerza de creación, el secreto de creación, consiste en esta relación. Comprendiendo que todo lo que surge es como ese bebé, un potencial, una energía o fuerza primordial que contiene el poder de ser cualquier cosa, y lo que sea, depende de cómo la sujetes.
Mientras sujetas una idea, independientemente de qué idea es: soledad, salud, relaciones, trabajo, dinero…, debes ser como esa madre, sostener constante, con cariño, con aplomo, firme, sin juicios, permitiendo que el poder, la luz y la paz de tu creación crezca y se manifieste con sabiduría.
Ahora, voy a intentar explicar cómo crea su magia un chaman, un sabio, o un vidente. Un místico no crea la realidad, no la cambia, no la transforma. La realidad es tal cual, la acepta, la observa y es consciente de ella. Un místico contempla el mundo tal cómo es y no cambia nada de él. Abraza toda manifestación que se presenta, y la deja ir sin dolor ni angustia.
Sabe que cuanto más abrace una manifestación que llega a su vida, más sufrirá. Sabe que cuanto más rechace una manifestación que llega a su vida, con más fuerza se agarrará a él.
Por eso contempla lo que llega, y no lo cambia, pero tampoco lo ignora.
El místico conecta con la ESENCIA, y en ella acontece la magia. Cuando contempla la esencia, contempla la posibilidad de transformar y cambiar la realidad manifestaste. Su intención no es cambiar esa manifestación, su intención sólo es ser consciente de cómo sostiene y observa la manifestación, para contemplar la esencia de la mente, fundirse con ella.
En este punto, el místico transforma la realidad, transforma la manifestación aparente, porque no la está mirando como algo inmutable, sino como una manifestación.
Pongo otro símil: el profesor que cree que un alumno es tonto, poco le podrá enseñar. El profesor que ve el potencial en un alumno, sólo con su mirada y su confianza, lo transformará.
El tipo de chaman, sanador, místico, depende de su forma de conectar con la ESENCIA DE LA MENTE, pero únicamente será un mago o un místico, cuando los pasos de su vida surgen y se gobiernan desde aquí.
Hay chamanes que juegan con el tiempo, otros son expertos en sueños, otros logran ver el futuro y el pasado, otros místicos sanan las heridas… todo son formas que no se originan en la manifestación terrenal, sino en la esencia de la mente.
Ahora que comprendes esto, vamos a intentar ponerlo en práctica en tu vida. Es probable que exista algo que te duele, algo que te afecta, algo que te falta, algo que sientes que te sobra o algo que quieres cambiar. No importa.
Respira y siente paz, siente calma, siente que estás en el centro de tu ser. Conecta con la esencia de la mente: silencio, consciencia y espaciosidad de la mente.
Comprende desde ahí que aquello que quieres transformar sólo es un cuerpo de dolor, una manifestación temporal ilusoria, un agregado, no es la esencia de la mente, es una forma temporal, impermanente, que no gobierna tu vida.
Entonces observa ese dolor o ese cuerpo de dolor con plena conciencia. Lleva esa observación a un punto superior, sin analizar ni pensar sobre ello, sin sufrir sobre ello, como una madre que ve las tonterías de los niños, sin juzgar y ni criticar, ni pensar, simplemente contempla tal cuál contemplarías un río, una flor o la lluvia caer. Contempla el cuerpo de dolor que deseas transformar y abrázalo.
Abrazar el cuerpo de dolor significa “sostenerlo con consciencia y amor”. No significa que lo abrazas porque te da pena, o porque quieres que deje de gritar, significa que lo sostienes con sabiduría. Tomas plena conciencia de ese cuerpo de dolor.
A la vez, respira y escucha qué tipo de madre eres para tu dolor. Esta parte es muy importante. Observa y contempla tu ego intentando gobernar este proceso: tal vez intentes que el dolor cese, o darle más importancia de la que tiene. Observa que estás abrazando, sosteniendo conscientemente tu dolor.
El dolor no es una realidad en sí misma, el dolor es una manifestación, una proyección de la esencia. Profundiza en la esencia, en el vacío y la luz del que surge todo lo manifiesto.
Desde aquí, desde este estado, puedes crear tu vida, puedes transformar la realidad que vives y puedes manifestar desde la perfección.
El error que a veces sufren algunas personas cuando intentan manifestar algo, es su deseo de acabar con algo, cambiarlo, o que aparezca algo que no está, pues el deseo, en sí mismo, es una fuerza que impulsa a que eso sigua ahí, es agarrar o rechazar la manifestación. Pero la manifestación no se puede agarrar o rechazar. Superar la aprensión, y el rechazo, superar la tendencia de la mente a agarrar algo o a intentar apartarlo. El místico se mantiene en equilibrio, sin garrar ni rechazar, sosteniendo, contemplando, amando. Desde ahí, la esencia de la mente se manifiesta con fuerza.