Existe en el cielo una luz que guía a las personas cuando están perdidas. La dibujamos desde la antigüedad fuerte, lejos, en un cielo distantes, sin embargo vamos a ver como esa estrella está mucho más cerca de lo que uno cree.
La noche oscura es un simbolo de nuestra noche interior, aquel día en que uno piensa en morir, en desfallecer, cuando las fuerzas para avanzar se han perdido y ya no queda nada; sólo rendirse, dejarse arrastrar por la corriente, tal vez hacia el desatino de las emociones, tal vez hacia las manos abiertas de Dios.
Cuando uno se deja ir solo ve oscuridad aparente, es la oscuridad de una noche del interior, del Ser. ¿Dónde está uno?, en la totalidad del cosmos, sin embargo nadie nos enseño a mirar hacia dentro, así que no hay luz. Parece que miras hacia dentro y todo son tinieblas.
En esa noche, ni las estrellas brillan. Pero hay una sola que escondida entre las sombras, parece que grita tu nombre con especial cariño. Es una estrella especial, fugaz, fuerte, todo lo ilumina. Tu rostro se rejuvenece al verla y tu cuerpo se pone erguido. Esa estrella eres tú, sin nombre, sin pasado, ni presente, ni futuro. Desde tu esencia, caminando por tu noche oscura y guiándote a ti mismo.
Existe así una estrella en lo alto del cielo, en la noche más oscura, y te mira, te contempla, y si algún día te pierdes. Si una noche tan solo dejas de ver la claridad de la vida, entonces todo se alumbra por su luz, y en su paso te muestra un camino, con su haz te muestra una dirección. Dirígete hacia allí donde la luz de tu interior te conduzca, no te demores.
Ve hacia donde la estrella de tu ser te conduce sin esperar nada, con los brazos abiertos, con orgullo de ti mismo de saber que estas presente, consciente, avanzando por el interior.
Y esta estrella que existe dentro de ti, dentro del mundo, no es más que tu aliento.