Todo lo que te mueve es una parte de ti. Lo que te habla, lo que sientes, lo que escuchas.
En un momento deja el ego, la creencia, la razón, y apóyate en todo cuanto sientes, y medita en ello. Deja de pensar que eres más y escucha el silencio de los sentidos, y empieza a ser el instante presente.
Entonces escucha: escucha el agua, el viento, los sonidos extraños que te rodean, los familires y los no tan familiares. Presta atención a lo que sientes al percibir por el oído.
Luego siente: percibe por el tacto todo cuanto te toque: el aire, el frescor, la luz tocando te el rostro, siente tu cuero cabelludo y la nuca, siente tu cuello, siente tu ropa, siente el suelo sosteniéndote y siente el color, el frío y por toda tu piel. Percibe por el tacto; lo conocido y lo no tan conocido. Como una fin capa de sensaciones en tu piel y ábrete en ella en una apertura a tu sentir. Vive la experiencia del tacto.
Y luego o escucha otra vez.
Detente en escuchar y sentir por el tacto. Dos sentidos completamente activos en ti.
Luego observa. Mira, y siente por lo ojos. Lo que percibes, sin analizar, sin “tratar de entender». Vívete en la visión y deja de ser tú y sé tu mirada. Igual que una mirada que se posa en la eternidad de la manifestación soñada. y deja de ver y ahora siente por el tacto , escucha y mira todo a la vez. y ya no eres tú, eres el instante de sentir. Ve más allá.
Y comienza a oler. Aliméntate por el olfato, y degusta tu propio paladar.
Percibe ahora, si a través, por los cinco sentidos a la vez. No te limites observar un detalle, déjate llevar por un intenso momento de sensaciones y placeres. Vive el instante. Date cuenta como cada vez mas te llenas de más fuerza, de energía. Te alimentas de las impresiones que te rodean.
A través de este meditación no sólo vas a descubrir lo intensa que es la vida que te rodea, sino que te fundirás en un momento de gozo con la creación de la que formas parte y empezaras a sentirte mas y mas lleno de energía.
Una meditación para vivir, estar presente y respirar la vida.