Has comprendido que en todo hay sabiduría, sin embargo buscas entender algo que no puede ser entendido, y codicias aquella respuesta que es dada, en el lugar más elevado, esclusiva para unos pocos, pretendiendo que el mundo te reconozca como alguien especial.
Si llegas a un lugar sagrado, no comes sus frutos, no bebes de esa fuente, no te bañas en su agua, no desprecias el lugar, lo respetas, y lo admiras hasta donde la vista te de, comprendiendo que es un privilegio estar ahí. Pero el necio recoge los frutos, bebe el agua sagrada, se baña, desprecia el lugar, y se cree con derecho a hacerlo. Tal vez piensa que al ser un lugar sagrado, tomando esos frutos y bebiendo ese agua se sane o reciba algún tipo de privilegio o don. Pero ignora que ese lugar tiene vida propia. El sabio se sienta y contempla el espacio sagrado, el necio lo agrede con su ambición.
Cuando contemplas un ser vivo, un ser sagrado, no lo analizas, no lo juzgas, no curioseas en sus secretos. Tampoco le intentas cambiar, ni pretendes sacarle nada, no intentas abrazarlo ni para darle buena energía ni para quitarle la suya. Cuando contemplas un ser vivo, un ser sagrado, tienes suerte de que se te entrege tan hermoso regalo. El sabio se sienta y contempla el regalo, el necio lo agrede y busca cambiarlo.
Seguir un camino interior es así, se te plantean muchos desafíos, pero el más claro es cómo cambiar ese camino interior, para que sea más fácil, o para mejorarlo, o para llegar antes. La vida es ese camino sagrado, sin pretender cambiarla, la vives y la disfruta, la contemplas y la admiras. Pero sólo el necio intenta mejorar lo que en el sendero brota de forma natural.
Cuando uno ignora la naturaleza de las cosas, surgen obstáculos y se entretiene en ellos. Ante los obstáculos, uno puede ser que no disfrute del camino y se altere. Entonces sólo queda recuperar la calma y la fe y, aunque tropiece, reírse de los obstáculos y seguir adelante. Cada obstáculo tan sólo es una llamada de atención para que estés despierto. Tal vez uno preferiría que el camino fuese agradable, llano, sencillo, pero entonces se relajaría demasiado y perdería la atención. La mente humana, que se dispersa tan fácilmente, requiere colores, movimientos, cambios, para continuar despierta y alerta. Por eso los desafíos, que de una forma u otra mantienen a la mente despierta.
Al final puede que descubras ese lugar aparentemente oscuro, pero que está totalmente iluminado, mucho más iluminado que un día claro. En tu ignorancia, tal vez no veas nada, y cuando dejes de ver, sin ojos, descubres la luz y se despejan todas las sombras. Según más limpias tu corazón, más luz verás en ese lugar.
El sabio tiene ojos en cada rincón de la cueva. Sus brazos parece que te abrazan desde todos los rincones. La cueva es su misma presencia. No hay un lugar, ni si quiera en tí, donde no se encuentre el maestro. Entonces has llegado.
La vida continúa. No hay un final, ni en ti ni en nada. Tal vez algunas cosas parezca que finalizan, acaban, para tus ojos mortales acaban, sin embargo se mantienen iluminadas más allá de todo cuanto acontece. El universo que conoces sólo es un espejismo de una forma luminosa y clara de amor que se manifiesta en lo indeterminado. El universo que conoces, tan sólo es un espejimo de un movimiento profundo y sagrado de un canto de amor. La belleza de este universo, efimera e incompleta, es un recuerdo de lo que te toca y te forma. Te puedes sentir sólo y perdido en este universo, confundido y herido, y sólo es un espejismo. Algo profundo se mueve contínuamente, más allá de todo ciclo temporal, y se expande. Algo inalcanzable para la mente temporal.
Nada se desvanece desvaneciéndose continuamente.
Respiras, al igual que ÉL lo hace, y al dejar el último aliento, te disuelves en él. Tus pensamientos son borrados, tus ansias son disueltas, tus recuerdos dejan de existir. Aparentemente te disuelves, aparentemente no queda nada. Sin embargo nada desaparece. Continúas en la pequeña cueva, iluminada por la luz de la conciencia.
¿Qué haces aquí? ¿Qué buscas? Cuando te detienes en este o aquel punto, puede que comprendas que nada puedes aprender de él, nada te puede ser mostrado que seas capaz de entender. Hermano que como la sal une mundos y experimenta la vida, descubre cuán cansado está por pretender ser algo que no es.
Todo cuanto sé, está aquí y es nada. Todo lo que uno tiene es sabiduría. Tanto tiempo ignorada, rechazada, menospreciada. No se puede desarrollar una sabiduría nueva, pues todo existe ya; mucho antes de que existiera el tiempo, todo existía ya. La sabiduría que se precipita, vacía. El corazón y el espíritu es sabio, pues lo que se siente en el corazón, lo que conmueve el espíritu, está más allá de esta ilusión y este vacío.
Si sigues las señales del corazón te encuentras. La mente busca mensajes, más no existen mensajes verdaderos. Los mensajes, tal vez recuerdos, tal vez más espejismos de la oscuridad de la cueva, no son la mirada atenta, ni el abrazo, ni el calor del amor.
La montaña parece que está quita; y tiene una vida corta y se desvanece. El humano observa la montaña y contempla su inmensidad. Le parece eterna. La montaña estaba allí mucho antes de que él naciera, y sabe que continuará allá mucho más allá de su propia vida. La motnaña tiene misterios, cuevas, animales, vida, agua, tierra, la montaña conoce muchas cosas y guarda muchas cosas. Uno la mira y contempla la inmensidad, pero olvida, el pequeño niño humano, olvida que la montaá es efimera, y su vida es corta en comparación con la eternidad, y que tarde o temprano se desvanece como todas las cosas. Algunos calculan cuándo ocurrirá, y errados concluyen y determinan algún dato que sólo su avaricia de conocimiento les da. Pero esos datos sólo sirven para creer que sabe más que la montaña que es más valioso que la montaña. Así el necio observa la montaa y cree que la conoce, que la conoce tan bien que sabe incluso cuándo se desvanecerá. Tal vez anote todo cuanto ocurrió en ella, su historia, su memoria, tal vez crea que sabe lo que siente. Se siente el necio tan pequeño que no duda en retar orgullosamente a la montaña para hacerse ver importante.
Cuando uno observa una vida humana, sin saber admirarla, cree conocerla, la juzga y calcula, errando, porque no se puede calcular el valor de una vida humana.
Mis manos sólo tienen experiencia. Aunque midamos la experiencia en la mente, en los datos, son las arrugas del rostro las que muestran lo que hemos vivido. Esos ojos que miran desde aquel lugar lejano, que te recuerda algo, pero no puedes llegar a él, algo lejano, viejo, añorado. Ese camino y sabiduría de aquel dónde, y aquel cuándo, está en las arrugas de las manos. Miras mis manos y ves mi historia, y lo que guardo en ella. Lo que leí, lo que pensé, no dice mucho más de mi. Ignora lo que toqué y abracé que es mucho más valioso y siempre pasa desapercibido.
Cuando vemos un sabio observamos sus pensamientos, sus palabras, y necios no comprendemos que sus manos y sus pies son las huellas de su camino. Tal vez el verdadero sabio no conozca muchas palabras bonitas, de esas que conmueven, pero sus manos te tocan y te entregan estabilidad y calidez. Entonces es un sabio, porque sus manos han vivido, y sus pies han caminado.
Creemos poder entender algo que no puede ser entendido. Cuando vemos pretendemos, cuando hablamos imploramos, cuando pensamos creemos saber.
La forma de las claviculas son el nombre que enseñas al mundo. Cuando las claviculas están escondidas, guardadas, no hay posibilidad de movimiento. Estás encogido, sin poder moverte y sin poder caminar. Si muestras las claviculas, abres los ojos y puedes ver. Caminar recto es el nombre de tu experiencia mostrándose al mundo.
Las manos del guía se posan en tus hombres y las claviculas se abren. Camina recto. Las manos del guía en los hombros, y desaparece el sueño, el hambre, la sed. Desaparece el temor. Desaparece la ansiedad.
Pasa una hoja empujada por el viento y surge el sol de la tarde.
Todo es tranquilo.
Ansías ese conocimiento, pero está vacío, buscas un conocimienot vacío, inservible. Tu corazón en cambio, toca todas las cosas. Si dejaras un instante de buscar, en tu sentir tal vez comprenderías algo.
Los hombres en su codicia acaban con todo, rompen todo. Los hombres con su amor, generan vida. Pretendemos hacer, cambiar, superar, ansiamos ser algo que no somos y rompemos, desquebrajamos, destruimos. Pero cuando amamos la vida, nos dejamos impresionar por ella, permitimos que nos embarge la alegría, agradecemos, y construimos, respetamos lo sagrado y generamos vida.
Mira a tu alumno con amor y en tu boca estará la palabra que él necesita. Una palabra que no surge del entendimiento, sino del corazón.
Tú conoces a ese hombre, porque lo amas. Tú lo esperaste, él te buscó. Alumno y maestro son uno sólo y se necesitan para existir. Amas a ese alumno y lo esperaste miles de años. Con paciencia esperaste, sabiendo que él te encontraría. Lo amas, y por eso lo conoces. Entonces deja de hablarte de los conocimientos vacíos que has recopilado en esta efímera vida, son intrascendentales. Mira a tu alumno con amor, y en tu boca estará la palabra que él necesita. Una palabra que no surge de entendeimiento alguno, surge de tu corazón. Tu lo amas, y está en tu corazón la palabra que él necesita.
La cueva a la que llegaste está en todas partes.
Ese pequeño espacio donde parece que no hay nada, sólo ojos y presencia divina que desde ningún lugar y todos a la vez, te atraviesa demostrando que tus máscaras y disfraces de nada sirven, ese pequeño espacio donde un día te encuentras, ese lugar donde parece que está oscuro pero hay más luz de la que encontraste en toda tu vida, está en todas partes.
Esta cueva te invita a mirar adentro, donde yo encontré a todos. Este espacio contiene a todos. TE ayudará a vaciar tu mente, despacio. Un día tras otro, puedes regresar a ese lugar y vaciar tu mente. Olvidando todo cuanto sabes, incluido el nombre, el camino, la forma de llegar a casa, tu padre, tu madre, olvidando el tiempo y cuando ya pierdas la cuenta de los latídos del corazón que dejaste de escuchar, descubres que todos los latidos del mundo está en nti contenidos.
El sabio en la cueva respira el mundo, les respera a todos, les contiene a todos, los abraza en su silencio y soledad.
El sabio se funde en ese abrazo de amor a todos los latidos que son uno sólo, el suyo propio, en su pequeña cueva, y se disuelve en ello.
¿Te atreves a dejar todo conocimienot a un lado?
El agua que fluye en la cueva liberará de tu cuerpo todo lo ruin.
No hay que llegar a ningún lugar; ya te has encontrado, estás vivo. Te has realizado, todo cuanto has deseado ya está hecho. No hay que llegar a ningún lugar.
Esa ansiedad es porque aun no sientes tu corazón tranquilo, pues aun no has visto que en tu corazón está todo el mundo. Sigues sintiendo vacío en él, sin comprender que ese espacio, esa cueva donde reside tu espíritu, está llena del mundo en entero.
Tu presencia contiene todas las personas, todos los seres.
Cada momento que pases contigo, dedícate una sonrisa. Es un regalo sencillo y poderoso que puedes hacerte cada instante que vivas. Una simple sonrisa que te regalas a ti mismo.
Se amable y simpático contigo mismo. Evitándo prosperar, pues no han mayor sufrimiento que creer que no eres suficiente para ti mismo. Evitando hacerlo mejor, han tantos esfuerzos en estos pequeños individuos, esfuerzos en vano. El mejor trabajo, la mejor realización, surge de tu naturaleza, tu experiencia y tu amor, sin esfuerzo alguno. Ya eres maravilloso, encuéntrate con tus capacidades y dones, evita hacer tantos esfuerzos por ser lo que no eres. Libérate de las marcas del pasado dedicándote una sonrisa. Hoy puedes limpiar tu espacio interior, regresar a tu casa interior.
Si tienes dudas, recopila cuanta más información puedas de todas tus virtudes, conociéndote. Celébralras.
Avanza en la vida, día a día, comprendiendo que no existe el coaso, que tu corazón está lleno.
Respirar sólo es tarle aire a tu corazón que tanto lo desea. Respirar sólo lleva la atención a todo lo que amas. Inhálalo, y exhala ese descano de saber que aun puedes amar más en la siguiente respiración.
Inhálalos a todos paa abrazarlos y contenerlos en tu pecho. Exhala la alegría de vivir para mirar a la vida. Así respiras con amabilidad. Luego el cuerpo le sigue. Luego la mente le sigue.
Pero hoy lo haceis al revés. Pensáis que el cuerpo sigue al pensamiento, y la respiración sigue al cuerpo. Entonces el corazón se aprisiona en una carcel pequeña, angosta. Inhala, con tu corazón. Toda la alegría de contener en ti a todos, inhálalo. Exhala.
Inhala de aquel monte, de aquella cima, hasta el océano, donde parece que acaba todo, inhala todo, porque lo amas, y deseas abrazarlo en tu corazón.
No será fácil en tu cultura hablar de amor cuando todos desean más, tiene codicia. Tú muchas veces tienes codicia, también deseas más. Tal vez aspiras ser más, lograr más, llegar más lejos. No es fácil hablar de moar ahí. Lo que ten paciencia, lograrás tu objetivo porque sabes que es correcto.
Bendigo tu viaje en el que encontrarás estás maravillas de las que te hablo y otras muchas que nadie sabe como nombrar.