¿Cuándo dejo de ser Yo? Hoy, en ningún momento dejé de ser yo y me convertí en ti. Siempre fuimos Uno.
¿Por qué, cuándo, en qué momento, de qué manera mi aire se separa de mi yo pasajero y se funde en tu rostro, en tu oído, y se hace uno contigo? ¿De qué manera mi aliento de aire deja de ser yo? Mi sonido, mi pensamiento, mi pelo que cae, no dejan de ser yo, mi amor a ti, no dejan de ser yo, continúan siendo yo cuando mezclados con el todo, se convierten en parte de ti.
Y si algún día te di la mano notarías que no había un tú y un yo, siempre fuimos uno, porque no hay límites que puedan separar el amor entre tú y yo. No eres alguien, eres un todo.
Derrumba ya esa imagen vieja de ser tú mismo, separado de otros, derrúmbala y crea una nueva donde permitas que el amor que siento por ti te llegue ilimitadamente, y el que tú sientes por mí, y el que sientes por toda la humanidad, y que el amor no tenga fin. Si pones límites a tu presencia, si crees terminar dentro de ti misma, entonces no me verás, no me intuirás, pensarás que estoy lejos y te sentirás igual que siempre: sola y vacía, y si rompes esa barrera tan grande de pensar que existe un yo, un solo yo en el Universo, entonces podrás vivir la experiencia más hermosa de todas, reconocer y recordar el Amor tan sincero Universal donde todo lo que habita es Uno y se funde la realidad del Uno dentro del mismo Uno en todas sus partes.
No hubo nunca un yo real, era mentira. El yo no existía, sólo era la impresión de mi, de ti misma, de otra persona. La conciencia auténtica, la mente real, el corazón que ama, no existe como creemos, no está separada del resto, no termina en su acción o en su palabra, no deja de ser. La existencia siempre late sin importar dónde, cómo, de qué manera. Porque yo, en ningún momento, de ninguna manera, pude dejar de ser yo, poner límites a mi ser, y convertirme en ti, siempre fui tú, siempre fui el árbol, siempre fui el aire, el agua, el río, siempre fui uno con el todo. Y tú, siempre fuiste divinidad, siempre fuiste luz, siempre fuiste amor, siempre fuiste el Sol reluciente, siempre fuiste yo.
¿Dónde estabas tú cuando descubrí esto? En mí, eras yo.
El pasado, el tiempo que perdimos sin mirarnos a los ojos, ya no está, no nos preocupemos por él.
Te amo significa te amo desde siempre, porque no hay límites entre tú y yo. No los puede haber.
Gracias por descubrirlo.