El caballo es un gran hermano del humano. Pocos saben que esta hermandad comenzó en el inicio de la evolución humana pues el caballo ya entonces acompañaba a los hombres y mujeres y les cuidaba.
Pocos protectores son tan hermosos y fuertes como el caballo. Puede que el oso, el leon, parezcan fuertes ante un caballo, sin embargo el caballo además de su elegancia y su finura, también tiene una fuerza descomunal interior.
Recuerdo cuando era niña que soñaba que un caballo, cada noche, me salvaba la vida. Venía corriendo a mi escuela donde otros niños se metían conmigo y me subía a sus lomos, salíamos galopando. A veces rompía paredes si hacia falta para que yo pudiese pasar.
El caballo no sólo te protege, te ayuda a avanzar. Cuando te subes sobre sus lomos, puedes llegar a sentir su libertad. Para el caballo no hay límites en la existencia y todo lo que uno ve o piensa, es posible, por eso es el ser que te enseña liderazgo. Todos los líderes deberían tener un caballo o conocer uno, o aprender a amarlos. Un líder sin caballo es como es como una casa sin puertas. Si quieres avanzar en la vida piensa en los caballos y avanza de una forma similar.
No uses la cabezonería, ni el egoísmo, ni busques sólo el éxito personal. Cuando un caballo avanza tiene un propósito, un propósito claro, limpio, muchas veces bello y sencillo. Tiene tan claro su propósito que no se pierde en su tarea. Es tan sabio que utiliza cada uno de sus movimientos en la vida para alcanzar aquello que se propone, y nada le detiene, ni si quiera la muerte.
Un caballo, por muy dura que sea la prueba, no cambia su esencia natural. Por ello trabajar con la energía del caballo nos permite volver a ser responsables y leales con nosotros mismos.
¿Pero dónde te lleva el caballo?, ¿a dónde te transporta? Al mundo celestial.
El caballo es el ángel que te ilumina, que te eleva y te saca de las cuevas más profundas de tu subconsciente.
Algunas características de los Caballos:
El caballo mira hacia los lados, por lo tiene un ángulo de visión de 350º. Así siempre se enfoca en su objetivo. Su actitud es relajada, podríamos compararla con una actitud meditativa y de constante atención a la vez. Su sensibilidad es tal que puede captar cualquier cambio por mínimo que sea en algo o alguien a su alrededor, ya sea un cambio físico, emocional o incluso mental. Fácilmente nos muestra reflejándonos nuestras propias emociones más profundas, de las cuales no somos conscientes. Por esto cuando uno más conoce el mundo de los caballos, más se conoce a si mismo.
El caballo te ve, te siente, te percibe, y se abre con fidelidad a lo que tú eres. No te niega el derecho a ser tu, no te intenta cambiar, ni dirigir, simplemente esta ahí, con toda su energía, visión, fuerza, atención. Por ello es un gran amigo que respeta en todo momento tus libertades.
El caballo es un ser sensible al extremo, tiene recuerdos perfectos desde su niñez. Si una persona cuando apenas nació el caballo, pegó o maltrato a algún otro animal de su manada, o a su madre, aunque fuese momentáneamente, pasados los años al reaparecer esta persona, en seguida se siente que lo ha percibido y lo ha reconocido. Su recuerdo es tan claro que sabe lo que necesitas en cada momento, porque te conoce. No espera de ti nada y sin embargo te lo da todo.
El Caballo Blanco:
Los caballos blancos en las diversas mitologías del mundo siempre simbolizan el salvador final de los tiempos. A través de su color las mitologías nos muestran la evolución espiritual del intelecto humano. Los caballos blancos son montados por los salvadores de todos los tiempos, por aquellos que portan la luz o nos traen el fuego y el calor del Sol.
Caballo en el chamanismo:
Poder, resistencia, lealtad, visión, inteligencia, fuerza, elegancia, valor.