El camino interior ¿Qué es y qué no es?

El camino interior es el encuentro con uno mismo. Es descubrir quiénes somos, encontrar la luz dentro de nosotros y hallar la paz interior. El camino interior es la dicha plena.

Es probable que se haya popularizado una imagen distorsionada del camino interior, y espero con este artículo poder resumir algunos aspectos que generan malentendidos.

El camino interior no es desarrollo personal. Claramente, algunas tradiciones, dan un papel fundamental a los valores humanos. En el trabajo que yo misma presento de camino interior, busco que las personas se sientan mejor consigo mismas, pero a la vez que trabajen y den importancia a los valores: el respeto, la honestidad, la humildad, la templanza, la sabiduría, la coherencia… Aun así, muchas personas confunden estos dos conceptos. El desarrollo personal no es intrínseco del camino interior, son aspectos separados que pueden confundirse. Existen tradiciones donde las personas se centran más en la búsqueda de poderes personales, y relegan todos los valores humanos, otras sólo se apoyan en los valores humanos y no avanzan en el descubrimiento de uno mismo. Por más que cueste creerlo, existen personas con gran conocimiento y sabiduría, cuyos valores dejan mucho que desear. Desde kailash, sin generar ninguna ética pues la moral es algo muy personal, busco que las personas den fuerza a sus propios valores ya adquiridos, y duerman con la conciencia tranquila cada uno de sus días porque sienten coherencia entre sus actos y sus propios valores. Aun así, el camino interior es mucho más que el desarrollo personal.

Pudiéramos decir que el camino interior es el «hacia dónde» dirigirse, y el desarrollo personal es el «modo» de caminar por la vida. El camino interior te entrega un foco, una meta, un objetivo; y los valores, el desarrollo personal, el trabajo de la mente, la inteligencia emocional, te entregan las claves de cómo actuar y qué actitud tener al avanzar.

El camino interior no es lograr que tus sueños se hagan realidad. Muchas personas realizan un trabajo personal buscando que sus metas se logren, que sus objetivos se manifiesten. Tal vez relacionado con la ley de atracción de metafísica, con el trabajo del poder mental, o tal vez relacionado con la necesidad que tantas personas sienten de conseguir que todos los caprichos se manifiesten. El camino interior no logra que consigas lo que quieras, logra que aceptes y vivas plenamente y feliz con aquello que la vida te presente. Es una gran diferencia.

Las personas que realizan una búsqueda interior aprenden a aceptar, a respetar y agradecer aquello que la vida nos presenta. Esto genera paz, equilibrio y dicha. Cuando vemos una persona en el camino interior, muchas veces se puede creer que esa persona es feliz porque su vida es cómoda, o tranquila, y que todo se ve hermoso y fácil. Aunque a lo mejor no es así, no debemos dejarnos engañar por la apariencia externa de una vida ajena. El camino interior no hace la vida más fácil, sino que te ayuda a tener una actitud más flexible, dinámica, motivada, ante los conflictos personales, aprendiendo a abrazar el dolor y confiar.

El camino interior no es placer. En el camino interior, sobre todo en la vía del tantra, se realiza una búsqueda de la transformación de los deseos y placeres, en luz y conciencia. Los deseos y placeres se utilizan, generando que, en apariencia, y muchas veces generando un falso camino, las personas se queden atrapadas en la necesidad de vivir el placer y los deseos. Pero el camino interior, en cualquier tradición, no ve los deseos como una meta, sino al contrario, como un desafío que debemos superar. El camino interior no busca el placer, no lo niega, no lo rechaza, lo utiliza, al igual que utiliza las emociones conflictivas, las creencias limitantes o cualquier experiencia de vida, para conocernos más, descubrirnos y escucharnos.

El camino interior no es apartarse de los problemas, es observarlos y comprenderlos, aceptarlos y resolverlos. Muchas veces el caminante se compara con un guerrero, pues sin demora y con una enérgica y enfocada atención, el iniciado se enfrenta a cada una de las sombras y batallas de su vida. Día a día, en el camino interior, se busca estar alerta, consciente, despierto, y preparado para aquello que la vida traiga.

El camino interior no es dinero ni trabajo. El camino interior es el camino de la sabiduría, del conocimiento, y la sabiduría es gratuita y accesibles para todos. No se le puede poner precio. Por esto, la sanación y la energía, la sabiduría y los conocimientos, no se pueden cobrar.

Aun así, es normal que una persona tenga que cobrar por sus servicios. Un profesional cobra por horas de trabajo, material, esfuerzo… Un vendedor vende productos, tal vez los productos sean imaginarios, sean irreales, o incluso únicamente conceptos.

Cuando pagamos a un profesor por clases de inglés, pagamos por las horas de trabajo, el lugar, el material utilizado por el profesor… pero algunas academias de inglés, comercialmente, no cobran por las clases de trabajo, sino que cobran por un resultado, te venden literalmente un resultado: “en tantas clases aprenderás inglés de una forma divertida”. Entonces no pagas por un servicio, sino por un resultado, un concepto. Obviamente, si no logramos aprender inglés, no reclamamos que nos devuelvan el dinero, pues sabemos que estamos pagando por un servicio, pero el concepto en la publicidad no es el mismo, es engañoso.

En el camino interior ocurre igual que en el ejemplo anterior. Existen profesionales que cobran por horas de trabajo, materiales, servicios…. Pero también existen vendedores, quienes cobran por conceptos difícilmente demostrables. Esto genera que se haya malinterpretado el camino interior, porque en algunos lugares, se ha convertido un negocio triste y engañoso.

Ante esto, debemos saber que un profesional dedica un tiempo, un esfuerzo, gasta un material, tiene unos gastos fiscales… los cuales deben valorarse.

El camino interior es familia, pero no deuda. Dentro del camino interior, como en todo en la vida, podemos encontrar personas con las que conectemos de una forma especial, sentimos una conexión preciosa, tal vez debido a algo personal, o tal vez al mismo trabajo que estamos realizando. Entonces sentimos que estamos entre familia. Sentimos verdaderas amistades y conexiones preciosas, que muchas veces cambiarán nuestra vida y nuestra forma de ver las relaciones. Pero estas relaciones son conexiones de aprendizaje, para tener conciencia. Esto significa que no deberían tener deuda alguna. Con las relaciones de trabajo, de amistad, de familia, muchas veces sentimos compromisos y deudas que nos enganchan, son relaciones que nos atan a un proceso de vida muchas veces incómodo, pero necesario o que hemos elegido de alguna manera. Cuando decimos “no” a nuestra familia, nos podemos sentir mal, porque tenemos unas obligaciones, unas responsabilidades, unas deudas emocionales o mentales. Pero en el camino interior, debemos aprender que podemos decir “no”, que no existe deuda alguna. No por eso debemos faltarles al respeto, pero si comprender que estas conexiones espirituales nacen en la libertad, en la apertura, en la conciencia, y deben mantenerse en ese nivel. Si obligamos a otros a continuar a nuestro lado, manipulando, exigiendo, reteniendo, algo no funciona; y si nos están obligando o nos sentimos obligados a permanecer, tampoco está bien. Las relaciones del camino interior, son magia: consciencia y amor.

El camino interior no es perfección. Algunas personas, en su necesidad de juzgar el mundo, corrigen a todos y a ellos mismos, viven en el perfeccionismo, analizan y juzgan todo cuanto ven. Encasillan y aconsejan, señalan y determinan lo que está bien y lo que está mal. Todos hemos sentido el dedo apuntándonos de aquella persona con esa mirada oscura que nos mira creyendo saber mejor que nosotros lo que deberíamos haber hecho en la vida, lo que deberíamos haber sido. Y si no sabemos liberarnos de los juicios, en el camino interior ocurre igual, tal vez con otros temas: el cuerpo, la alimentación, la perfecta postura en meditación… siempre existen personas dedicadas a juzgar, quienes dedican más esfuerzos en mirar hacia fuera que hacia dentro. Esto no es camino interior, esta perfección que analiza cada detalle de nuestra vida diciéndonos lo que está bien o mal, no es camino interior. En el camino interior nos aceptamos y abrazamos, nos respetamos y comprendemos que todo son procesos. Uno de los primeros pasos, es abandonar el juicio, hacia nosotros y hacia otros.

El camino interior es precioso, realmente dichoso y también muy desafiante. No deberíamos engañarnos ni confundirlo. No se trata de ser mejor persona, ni de sanar todos los traumas del mundo, ni de cambiar a los demás. El camino interior no trata de mejorar el mundo, solo de conocernos a nosotros mismos. Es simple pero intenso. Requiere paciencia, amor propio, respeto, y sobre todo perseverancia.

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