La fuerza domesticadora de los grande también puede traducirse como «Gran Dedicación», «El Desarrollo de la Personalidad» y «Energía Potencial».
Su trigrama inferior es ☰ (乾 ch’ien -el cielo-) y su trigrama superior es ☶ (艮 ken -la montaña-).
El Dictamen dice:
La Fuerza Domesticadora de lo Grande.
Es propicia la perseverancia.
Trae ventura no comer en casa.
Es propicio atravesar las grandes aguas.
Hay en vosotros una fortaleza de la que no sois conscientes. Tenéis que protegerla y hacer un buen uso de ella. Es una gran fuerza de ánimo que no conviene malgastar, sino más bien acrecentarla con probidad y respeto.
Comentario:
Es un momento favorable. Conviene abrirse al prójimo tratando de dar el máximo de uno mismo, correspondiendo a cuantos nos han ayudado con afecto ofreciéndonos buenas oportunidades.
Imagen:
La montaña abajo, el cielo arriba. La fuerza domina el todo. El sabio memoriza palabras y acciones de los hombres del pasado. Esto lo lleva a aumentar sus obras virtuosas y a mejorar su forma de pensar.
Chen y Tui se unen para crear la Fuerza Domesticadora de lo Grande.
En el abismo, no temas. Cuando hay inocencia, se puede domesticar.
Lo firme se eleva y honra lo digno.
Lo creativo empuja con fuerza desde abajo hacia arriba
El Aquietamiento, desde arriba, empuja con mayor fuerza hacia abajo.
Así se unen la Montaña y el Cielo en el corazón inocente transformando y sosteniendo.
La forma clara de la conciencia, la tejedora que no tiene hilo, el aventurero que no se atreve a mirar a su amada. Silencio tras la Montaña.
El suave cielo que poco a poco domestica la Montaña. La fuerte Montaña que cuando Tui la mira ya no queda nada por decir.
Ellas, la Montaña y el cielo, se abrazan, se persiguen, se repudian, se unen y otra vez.
Arriba la Montaña, abajo el cielo. Así Chien y Tui se unen para crear la Fuerza Domesticadora de lo Grande. Y estos días pertenezco a este movimiento sagrado.
Así en el abismo no temas, cuando hay inocencia, todo se puede domesticar.
Se dice así: Lo firme se eleva y honra a lo digno.
Y eso es el cielo elevándose hacia la Montaña. La Montaña convirtiéndose en cielo, sosteniendo la infinita mente en calma.
Lo creativo empuja con fuerza desde abajo hacia arriba. Lo creativo, todo lo forma, todo lo es.
El aquietamiento, ese que lo mira todo, desde arriba empujando con mayor fuerza hacia abajo.
Así unimos la Montaña y el cielo en el corazón inocente trasformándolo y sosteniéndolo. Y cuando el corazón es inocente, todo se puede transformar.
Cuando miras este movimiento, igual que mirar un espejo, comprendes una vez más como la vida te lleva, te impulsa hacia alguna parte y no puedes controlar los movimientos sagrados. Así con este movimiento impulsamos Kailāsh Magazine
Muchas veces, confusos, preguntamos por el futuro, ¿pero qué futuro? Lo acertado es preguntar qué corriente nos impulsa hacia a saber dónde. Por que si ni si quiera sabes por dónde te mueves, qué importa dónde vas a llegar.
Pero creemos muchas veces, que es nuestro Yo, ese que desaparece cuando las ilusiones se disuelven, está dirigiendo nuestra vida. Ese Yo de ilusión.
Dice el adulto: Mira niño, ¿ves aquel aro iris? ¿Ese que desaparecerá en unos instantes? El crea la vida. Y el niño mira al adulto extrañado.
¿De dónde nace la creencia que las ilusiones crean la vida? Así el adulto intenta enseñar al niño que su ego, el Yo que se cree iluminado, es capaz de crear, de alimentar, de aprender, de soñar de guiar su vida, y el niño mira extrañado al adulto y le dice: No puedes cambiar nada, porque es el Cielo que te cambia a ti. Y se ríe, pero no se ríe con desprecio, ni con crueldad, ese es aquel Yo que se cree más que otros, es la risa de la mirada inocente y pura, la risa sobre lo absurdo, la risa del sabio.
Cuando la Montaña y el Cielo se unen, todo es dirigido con armonía. El Cielo es puro, completo, dentro de sí mismo contiene todas las posibilidades, por eso lo llamamos lo Creativo. Es el potencial más puro del Universo.
La Montaña es sabia, sostiene, abriga, dentro tiene todas las experiencias, todas las formas, toda la fuerza para sustentar. Así, cuando el Cielo y la Montaña se acercan, la Montaña no exige al Cielo, lo domestica. Lo guía para que el potencial sagrado del Cielo tenga una dirección clara y que su fuerza no sea una crecida inconsciente de energía.
La fuerza domesticadora de lo grande es una Montaña que abraza en su corazón a Cielo, es el Cielo que ama y se sostiene por la Montaña. Igual que una madre y su retoño, la Montaña y el Cielo son un movimiento de unión, guía, transformación y sostenimiento.
un bonito fluir de las fuerzas naturales que nos rodean, seria interesante poder aplicarlo en nuestro diario vivir.
felicidades Altaïr