Regresando a tu centro

Cada puerta conduce a un nivel. Cada puerta nos dirige a otro estado.

Tal vez sea un estado similar, o un estado emocional. O uno mejor. Una puerta es un cambio de vibración,

Respeta las puertas.

Tal vez no estás preparado para cruzarla. Tal vez es justo el día y el momento en que hay que atravesarla.

Hoy día, un humano cruza muchas puertas al cabo del día. Son portales interdimensionales, muchas veces astrales.

Los humanos viven con una puerta negra o dos en el bolsillo. Caminan entre ellas. Se comunican entre ellas. ¿Están preparados para cruzar todas esas puertas y saber lo que significa?

 Cada puerta acelera un poco más tu camino. Para bien o para mal.

El ejercicio que hoy les traigo es para regresar a tu puerta. A tu cuerpo. Al comienzo de tu viaje de cada día.

Ahí quien consigue esto meditando.

Hay quien, con la costumbre de viajar aquí para allá con la mente, incluso meditando se pierde en otras puertas.

Vamos a hacer un simple ejercicio para regresar a tu cuerpo.

Colócate cómodo, sentado o tumbado. Con las palmas de las manos hacia arriba y los pies relajados

Los pies son importantes porque pisan. Si no están pisando, si no sabes lo que están pisando, tal vez no estés aquí. Por eso los pies relajados. Que no estén colgando de una silla alta, que no estén encerrados en unas botas incómodas. Descalzos a poder ser, y relajados. Pisando el suelo si pudiera ser, junto a las piernas en señal de semilla que se cierra como esa postura de loto. Sin importar que miren arriba, abajo, a los lados, pero que no estén colgados, ni incómodos, ni encerrados. Porque tal vez así te sientes en tu plano, en tu nivel vibracional. Por eso lo imitas con el calzado. Los pies son importantes para saber dónde pisas y lo que estás haciendo ahí.

Ahora, respira.

Siente tus manos y toca, con tu dedo índice, la yema del dedo pulgar en las dos manos. Cada mano en un sencillo gesto de unión. ¿Qué estás uniendo?

El pulgar es tu poder, tu centro, tu YO SOY. Es la señal de quien eres, lo que puedes lograr hacer y lo que sientes.

El índice señala, abre, dirige.

Toda tu voluntad, tu mente, tu energía, tu intención, es hacia ti mismo. Toda tu dirección, el índice, toca y se apoya sobre tu pulgar, tu centro, tu poder.

Y ahora respira.

Has estado en muchos lugares, en muchos sitios. En muchos tiempos.

Tu mente ha viajado, ha creado mundos y a entrado en mundos de otras personas.

No podrías imaginar cuántos lugares has conocido reales o imaginarios.

Y quieres volver a casa, a tu hogar, a tu corazón.

Sin importar lo que hayas hecho o lo que estés haciendo.

Necesitas volver a unirte contigo mismo.

Respira.

Siente que te atraes de todos los rincones que has estado.

Regresa a ti.

Tienes la bendición de tus padres, del cielo, de tu familia. Puedes soltar a esa persona que sostienes con dolor, con rabia o con amor, por un instante suéltala para llegar a esa otra que tanto te requiere: tú mismo.

Estas en ti.

Inhala, exhala y siente que estás regresando a ti.

Las puertas según las cruzas para retornar a tu cuerpo, se van cerrando una tras otra, porque necesitas volver a ti. Y si algún día, hoy mismo, necesitas volver a abrirlas, volver a contestar llamadas de teléfono, volver a abrir esas pantallas, volver a acudir al encuentro de ideas comunes, podrás hacerlo. No importa que las puertas se cierren, se abren nuevamente. Pero no puedes vivir cruzándolas todo el tiempo.

No es al azar que personas interesadas hayan llamado a internet así, es un portal, un portal a otros mundos. Mágico, místico y poderoso portal. Tu teléfono es un portal. Sólo has de regresar. Lo puedes usar sin que nada te haga daño. Pero también tienes que saber lo que es y regresar de vez en cuando.

También puedes hacer ayunos de cruzar portales.

Los antiguos portales eran sagrados. Todos ellos. Los altares estaban diseñados como portales. Jamás un hombre hubiera construido una mesa sin pensar que parecía una puerta. Es una puerta, a otro nivel, a otro mundo. Por eso así se diseñaban. Pero ahora las imitas, las vives, sin comprender lo que significan en tu energía, en tu cuerpo y en tu mente.

Tu mente sigue viajando más allá de tu cuerpo. Por eso, siente que regresas. Respira unos momentos y siente que regresas.

Calma toda la ansiedad de no estar haciendo lo que creías que deberías estar haciendo.

Calma el temor de estar fuera de tu lugar. De no ser quien crees que deberías de ser.

No importa quien eres, que haces, donde estas, de que vives, con quién. Tienes que regresar a ti, a tu centro.

Cuando sientas que estás en ti, sonríe y descansa unos momentos.

¿Cuántas cosas te habrás perdido por estar fuera de ti?

Sin importar eso, sin importar todo lo que no has vivido, lo que ha ocurrido.

Ahora siente que estas en ti y celébralo.

Huele, toca, saborea, siente, respira, escucha. Estas en tu cuerpo. Mira palpa, estas en tu cuerpo.

Los sentidos te llevan a estar en tu cuerpo

No tengas miedo de salirte de ti. Hay un hilo conductor a tu cuerpo. Desde tu plexo solar. Un precioso hilo de plata que une tu astral con tu cuerpo. Irrompible. Inquebrantable. Se llama vida. Como la vida. Porque te anuda a la vida.

Siempre regresas a ti y siempre hay un camino de regreso.

A veces puedes sentir que estas perdido en la vida, entonces haz esto.

A veces puedes sentir que no sabes hacia dónde caminar, entonces haz esto.

Encuéntrate, allá donde estés, encuéntrate y retorna a ti mismo

Es inagotable tu energía vital. Y es tuya.

Para no perder tu poder, para no perder esa energía tan poderosa y preciosa, retorna a ti.

1 comentario en “Regresando a tu centro”

  1. Muchas Gracias Altair, tu gran amor siempre está dispuesto a enseñar a cada uno a ser y cuidar de su mejor ser y sin temor a practicar para que vivamos la experiencia de tener los “pies” allí, donde tienen que estar.

Los comentarios están cerrados.

Carrito de compra
Scroll al inicio