La serenidad en un estado de equilibrio y armonía; cuando una persona siente serenidad, se permite fluir. Las personas realmente felices y dichosas son personas que viven con gran serenidad en el corazón.
La serenidad surge de forma natural cuando comprendemos que la vida es un fluir y permitimos que la vida cambie y nos transforme.
Cuando una persona está en desequilibrio sueña y aspira a situaciones y momentos en su vida poco serenos, en cambio cuando una persona está en mayor equilibrio y conciencia de sus propias necesidades, aspira a momentos con mayor serenidad.
Un ejemplo de esta diferencia es la persona que aspira a enamorarse, a tener una aventura, a diferencia de aquella que aspira a una familia, una calma, un hogar. Lo mismo aquella persona que aspira a un éxito temporal y aquella que aspira a que sus logros personales puedan alimentar o llegar a otras personas.
Observa ante que situaciones respondes sin control. Medita sobre las situaciones, personales, pensamientos incluso, que te quitan la paz. Que te apartan de tu seguridad y serenidad.
Continúa meditando en aquellas situaciones a las que entregas una importancia excesiva.
Muchas personas no pueden dejar de conceder demasiada importancia a las cosas que les rodean. Lo que la gente dice, lo que hace, su trabajo, el dinero, su familia…. Todo es demasiado importante y esa importancia no deja sitio para la paz. Vamos a ver de qué forma podemos quitar tanta importancia a lo que nos rodea. De vez en cuando realiza uno de estos dos ejercicios.
Todo lo que te rodea es vacío en su esencia
Observa las cosas que te rodean y date cuenta como en esencia son vacío, no existen. No existe el cielo, la tierra, no existen las cosas de este mundo, las cosas artificiales ni las naturales, en esencia todo es vacío, en esencia sólo existe la gran conciencia, Dios, la Sabiduría, sin forma, sin principio ni fin. No existe tu rostro, tu edad, tu cuerpo, no existe tu nombre, no existes tú. Las emociones que tanto te mueven, no existen, no existe tu pensamiento si quiera. Todo son ilusiones, meras apariencias de un mundo que sólo es un sueño. Vacíate de toda esa importancia que has dado a lo efímero, a las ilusiones.
Al hacer este ejercicio uno siente una ligera calma interior, y poco a poco logra experimentar una gran serenidad y paz interior. Es probable incluso que sientas ese vinculo con lo divino al apartarte de todo lo ilusorio y comenzar a abrirte a lo realmente permanente.
La esencia de la Vida está en todo por igual
Observa un objeto, una lámpara, un libro, una piedra.. y toma consciencia como la esencia de la Naturaleza está en ese objeto, al igual que está en el Sol, en todos los astros, en todo lo que te rodea. La esencia divina está en todo por igual. Y vez llevando esa comprensión hacia todo lo demás que te rodea: otros libros, objetos, las paredes, el suelo, ve más allá, a todas las cosas que te rodean. Y piensa y siente como la esencia divina está en todo por igual. Está en ti, está en el libro, está en el ordenador, está en la luz, está en la oscuridad, está en todo. Ve pensando en cada una de las personas que conoces o conociste en el pasado, en todas está la esencia divina por igual, en los animales, en la tierra, en todo lo que gobierna el cielo, en el mar. Medita en este sentimiento de equilibrio y expansión.
Estos ejercicios te entregarán una gran apertura mental que te ayudará a vivir con mayor equilibrio y paz.