En poco tiempo hará 500 años de la muerte de Leoonardo da Vinci y aun es todo un misterio casi todo su legado. Hoy intentaré desvelar algunos detalles que nos pueden servir para entenderlo más de cerca.
La llave para abrir las puertas de su conocimiento está en su manía por los espejos. Algo que nos queda claro con la escritura especular. ¿Por qué Leonardo da Vinci escribiría al revés?
Hay varias razones tres de ellas vamos a poder entenderlas rápidamente.
El lado derecho del cerebro es el único capaz de dar forma a lo invisible. Este lado del cerebro trabaja con el lado izquierdo del cuerpo y para activarlo debemos dar la vuelta a nuestra perspectiva de vida. Escribir al revés es una forma de trabajar con el lado derecho del cerebro y acceder a su mundo.
Por otro lado Leonardo da Vinci habla del mundo misterioso, oculto. Es un mundo inaccesible para nosotros. No porque esté en otro nivel de conciencia, ni porqué sólo unos pocos elegidos puedan acceder a él, sino, básicamente porque es otro mundo. No se trata de conocimiento profundo, ni secretos, ni misterios sin resolver, sino simplemente algo que está más allá. Podemos dibujar en nuestra mente un arriba, o un abajo para situarlo, pero da lo mismo pues desde nuestra perspectiva sólo podemos saber que está más allá.
Y el espejo es una puerta de acceso a lo que está más allá.
Tal vez sólo seamos un reflejo de aquel mundo, tal vez allá una línea clara de visión entre ambos mundo. Una línea que para muchos es un estado de conciencia de gran claridad y gozo. Dicha línea no puede ser trazada sino en función de la profundidad. Por ello los ojos o un dedo que señala al cielo se pueden convertir en un símbolo claro para señalar dicha profundidad, aun sin ser exacta, la mirada o el gesto pueden servir para mostrarnos que hay “algo más”, un algo más que no puede ser visto con los ojos o con la mente desde nuestro plano físico. Y podremos agotarnos en esta tarea sin lograr nada mientras no tengamos una implicación completa en nuestra entrega, esto es, si no miramos de frente y nos entregamos completamente a la experiencia del conocimiento profundo
Por último, los espejos son un símbolo del reflejo. Todo el Universo puede entenderse como un gran macrocosmos el cual se refleja en cada pequeño detalle del microcosmos humano. Simplemente somos un reflejo del Universo. En nuestro corazón todo es reflejado con detalle igual que las ramas del árbol se reflejan en el lago. Y con detalle somos creados a partir del reflejo que nos ha impregnado.
Simplemente esto nos da las claves para entender los secretos de Leonardo da Vinci.
Leonardo da Vinci no dibuja únicamente los misterios del conocimiento sagrado que sabiamente supo guardar y señalar en cada una de sus obras, sino también un mapa de nuestra evolución personal, los pasos de la obra de perfección del ser humano, desde su más burda forma hasta su divinidad, y a la vez, un retrado exacto de nuestro mundo como fiel reflejo del gran macrocosmos.
¿Dónde está la gran obra de Leonardo da Vinci? Posiblemente quemada. Seguramente ya fueron destruidos casi todos sus escritos y las obras más importantes. Sólo unas migajas de su trabajo nos han quedado y no podemos entenderlas como un todo sino como eso, simplemente migajas.
Si la obra de Leonardo da Vinci estaría completa estoy segura de que ya no quedaría ninguna duda del porqué de su trabajo. Ya podríamos haber descubierto las claves de casi toda la sabiduría que con tanto esmero intentaron recoger y proteger en Alejandría.
Ahora para poder entender la trascendencia de la manía de los reflejos con Leonardo da Vinci, al igual que en su escritura, estoy convencida que así pintó “del revés” muchas de sus obras. No sólo con el objeto de que sirviesen para colocarlas del revés y estudiar las diferentes y curiosas formas que nos entregan sus obras, sino también para entender que todo es un reflejo. En tu mente es un reflejo, en la vida es un reflejo, detrás del espejo, también es un reflejo. ¿Y qué es un reflejo? Una ilusión.
Cuando vemos el cuadro de la última cena del revés por fin podemos entenderlo
En esta ocasión Jesús abre su mano derecha, entregando. Con la palma de la mano hacia arriba entrega la luz, la verdad, la palabra… A su derecha están los hombres que buscan el conocimiento. Los hombres que crearán el camino, que profundizan. A la derecha está la acción, la verdad, la sabiduría, la creación, el camino.
A la izquierda, como debe de ser, está María Magdalena, el aspecto femenino y más íntimo.
Junto a María Magdalena encontramos la traición, la duda, el miedo, la ignorancia… Son aspectos oscuros y retorcidos de nuestro aspecto femenino. Pero también está la confesión, la suavidad, la dulzura, y tras el lado izquierdo, tres puertas a la verdad.
Cuando observamos esta simetría la obra tiene más sentido y se torna mucho más armoniosa, descansada. ¿Por qué entonces pintar un cuadro del revés? Al igual que en la escritura no se trata de “esconder” un secreto, sino de entender que es un reflejo de algo. Todo el cuadro, todo su mensaje, incluso la historia que hay detrás, no es más que un reflejo de una realidad que está más allá de nuestra experiencia temporal limitada.
Con esta manía Leonardo da Vinci también nos señala que claramente el muestra la verdad, y no a los ojos de los curiosos, los charlatanes, ni los inocentes, sino solo aquellos con la mente en paz puedan reflejar en sus corazones la luz del conocimiento profundo, al igual que un lago tranquilo, es capaz de reflejar en perfecta armonía, el reflejo exacto de los árboles y el cielo.
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