Un encuentro con el mar
Da lo mismo el momento del año, el lugar, como esté uno, lo que sea que pase, cuando te encuentras con el mar parece que un inmenso gigante te saluda y una fuerza te llama y te atrae hacia su calma.
Cuando uno se encuentra con el mar en el Cabo de Gata, sólo se siente tranquilidad.
En el suroeste de la península existe un lugar mágico donde el Sol parece más cercano. Intenta caminar descalzo, para sentir la suavidad del lugar. Es un parque natural inmenso, lleno de silencio y soledad, completamente desértico.
Se trata de un reino de arena, arbustos y mar.
Saluda a las montañas, al fuego que vigila bajo la tierra que parece dormido pero crujirá bajo tus pies. Pide permiso a las montañas y si puedes, no lo olvides, descálzate. Al caminar sentirás en tu corazón los volcanes bajo la tierra negra.
Casi todo lo que allí ves te muestra la supervivencia. Entre la sal del aire, la tierra árida, el calor dentro y fuera de la tierra, la escasez de agua, todo lo que encontramos es supervivencias. Seres únicos que han sobrevivido a los desafíos del tiempo.
Visita las llanuras, quédate quieto y respira. Descansa en la quietud cuando tan sólo algunas aves surquen el cielo.
Al entrar en las playas sentirás vida. Te encuentras con el mar, más cercano, más amigable, limpio, cálido. El mar que ya te conoce y nunca recuerdas de qué.
Camina por el Cabo de Gata y medita en la sal, en la vida, en ti.
En el Cabo de Gata puedes descubrir un espacio de silencio personal, apaciguar las iras, escuchar las estrellas.
Tanto que sentir que te será difícil salir de ti, así, en la meditación estarás más presente, más enfocado y quieto.
Sostente a ti mismo. Igual que sostienes todos esos pensamientos marchitos. Mantente en la calma del Cabo de Gato y sostente allí, sostén tu respiración, tu mirada, tu silencio, y escúchate.
Este es un lugar especial para compartir el amor, el cariño. Pues es un lugar realmente grato para compartir con las personas que amas.
Si vas, mínimo, duerme una noche, lo ideal dos o tres. Aunque sea cerca. Si vives allí, escucha las montañas antes de regresar, salúdalas y despídete de ellas cuando te marches.
Utiliza la noche del Cabo de Gata para realizar trabajos lunares, para observar las estrellas y enterrar lo viejo.
Y cuando te marches, agradece la tierra, el agua, el fuego y el aire que con tan perfecto equilibrio te complementan en tan bello lugar.
El Cabo de Gata, un desierto vivo que mira al mar.