La Valentía de la Asertividad

Abandonar una guerra se considera un acto de cobardía, ¿pero es así realmente? ¿es un cobarde la persona que se escucha a sí misma y reconoce que no es capaz de lucha? ¿Qué no puede seguir? ¿Qué no es capaz de matar, de hacer daño, de continuar fingiendo ser un soldado?

A veces en la vida se nos presentan batallas, grandes batallas internas, algunas pueden durar años, incluso toda una vida. Hay matrimonios, relaciones, paternidades, que se sienten como duras batallas. Y no todo el mundo tiene el coraje, la fortaleza de seguir en ellas, y las abandona a tiempo. Pero hay personas que perseveran, no son capaces de luchar, no quieren luchar, pero perseveran en la batalla, cada día, como si fuese a recompensar en algo vivir en una constante lucha. ¿Merece la pena?

Tenemos que lidiar con una decisión, entre el compromiso por asumir nuestras responsabilidades, y la honestidad con uno mismo al aceptar nuestras propias limitaciones. Entonces, ante este dilema, toca respetar el compromiso con uno mismo, por encima de todos los compromisos, de todo lo que hayamos elegido.

Muchos abusos comienzan cuando la persona ya abrió la puerta, ya aceptó, no sabía lo que aceptaba, pero aceptó, inició el viaje, y entonces descubre que algo va mal, pero no sabe parar, porque ya se comprometió, o eso piensa. No puede detener todo lo que ha iniciado, o no sabe cómo detenerlo. Igual que el soldado novato: En algún momento se alistó en el ejercito, fue voluntario, tenía emoción, tenía ilusión, y se puso el traje de soldado, quería ponérselo, y se lanzó a un viaje a la guerra, y cuando comenzó la guerra, entendió que no le gustaba aquello, no lo soportaba. Aun así, pensaba que ya era demasiado tarde, por lo que decidió que allí moriría. Muchos abusos son así, no comienzan el primer día, comienzan cuando ya se han dado muchos pasos adelante, uno no se los espera, por lo que no sabe decir que no.

El niño no sufre acoso en su primer día de clase, ese día tiene ilusión, no puede imaginar la batalla diaria que le esperará. El segundo día ve algunas cosas raras, pero no las comprende, no entiende lo que pasa, su ilusión por nuevos amigos aun no le permiten aceptar que algo está mal. De pronto un día se ve sumido en el conflicto, no sabe detenerlo, no sabe cómo parar. Está en medio de una guerra y no está preparado para vivirla, pero tampoco sabe cómo abandonarla.

Tal vez no vemos cómo empiezan las guerras, pero podemos ponerlas fin, con amor propio, podemos encontrar una forma de vida mejor, más adecuada para nosotros mismos. No tenemos porqué lograr todo. Muchas veces hemos iniciado ese viaje, íntimo, personal, profesional, educativo, entonces nos damos cuenta de que no funciona, y no pasa nada, podemos decir no, podemos detenerlo, en cualquier momento. Cuando escuchas dentro de ti que algo no va bien, reflexiona, siente en ti, escucha dentro de ti.

Puedes empezar con alimentos, cuando algo no puedes con ello, o cuando te invitan a algo y no quieres tomarlo. Puedes seguir con el contacto, aprendiendo a poner límites y poner distancias cuando sientes que las necesitas. Puedes avanzar en el trabajo, aprendiendo cuáles son tus funciones, tus limitaciones, tu capacidad, y aprendiendo a centrarte en tu trabajo, sin hacer de más, sin poner tiempo de más, a no ser que sientas que es oportuno, quieras y puedas hacerlo. Es valiente decir no puedo, no sé, no quiero. Es valiente decir no, sobre todo cuando todo tu entorno te coacciona a decir lo contrario.

Tal vez sea un acto de valentía aceptar lo que somos y no somos capaces de abordar. Y cuando por fin reconocernos nuestras limitaciones, dar un paso atrás, o pedir ayuda. Es un acto de valentía rendirse a uno mismo, escucharse y respetarse.

La asertividad nace en un sentimiento profundo de amor propio.

Publicaciones Similares