Elegir una práctica espiritual

Una práctica espiritual es un ejercicio o técnica para alcanzar un propósito, puede ser mental, emocional, energético, de conexión… Cada práctica puede tener más o menos profundidad, más o menos resultado.

¡Algunas prácticas espirituales tienen más de 5000 años!, otras son novedosas y aun desconocidas.

Para elegir la práctica debemos entenderla bien.

Muchas veces nos dejamos guiar por lo que vemos en otras personas, pero cada quien es único, nuestra vida es única y debemos adaptar el trabajo a nuestra vida.

Algunas prácticas más profundas, servirán de poco si no hay un trabajo previo.

Cuando realizamos prácticas profundas sin comprendas bien, podemos entrar en un progreso espiritual fantasioso, podemos creer que estamos obteniendo logros, sin embargo, lo único que se está obteniendo es obnubilar los sentidos y recrearse en estados de aturdimiento mental y emocional. Con las prácticas, la persona tal vez se siente «bien», pero se queda completamente atascada en una fase de su camino y por más que insiste y repite el trabajo, no logra abanzar.

Otras veces las personas se sienten débiles emocional y mentalmente, y se convierten en presas fáciles de influencias negativas. Al tener necesidad de amor, de respuestas, de soluciones, rápidamente creen aquello que ven y comienzan prácticas que para nada pueden ayudarles.

Es importante entender el trabajo de una forma más completa, comprender que hay grados, que hay trabajos diferentes. Igual que en ejercicios mentales, como el aprendizaje de matemáticas, o en el trabajo físico, cuando realizamos un entrenamiento.

Las prácticas espirituales tienen un proceso y unos resultados.

Muchas veces no es la práctica o técnica la que está mal, la mayoría de las veces, se trata de haberla realizado en un momento inadecuado, no haberla entendido, o realizarla sin preparación.

Otras veces, prácticas aparentemente milagrosas, no son más que una farsa que no conducen a nada, y la falta de experiencia, análisis o trabajo previo, hace que la persona, por ignorancia, necesidad o debilidad, caiga en trabajos aparentemente espirituales, pero que básicamente son engaños.

Muchas personas, actualmente, transforman las prácticas espirituales antiguas, las adecúan a un tiempo moderno, pero tampoco tiene sentido. Hablamos de prácticas que a lo mejor tienen más de 5000 años, por algo son como son. Antes de transformarlas, de cambiarlas, de quitar algo porque no lo entendemos o nos parece innecesario, es bueno analizar bien el sentido completo de ese trabajo.

Si sientes que te estás autoengañando en tu trabajo espiritual, creyendo que tu trabajo conduce a algo o que logras algo que no estás logrando; si dudas, si temes que tu energía y tiempo la estés poniendo en algo sin sentido; si te cuesta dinero realizar la práctica, te cuesta energía, te quita fuerza vital; si acaso tu práctica no da resultados, antes de abandonarla, analízala, estudia qué práctica es, de dónde viene.

Si por el contrario encuentras algo que funciona, profundiza en ello. No lo abandones, no lo muevas, no lo transformes, primero entiende bien lo que estás haciendo, y luego profundiza. La misma práctica, cuando da resultados, te ayudará a dar un paso adelante, si acaso lo necesitas.

Muchas veces buscamos la práctica más elevada, pero nos saltamos las prácticas esenciales, entonces, el trabajo espiritual, aunque en apariencia se vea completo, sólo es un espejismo, un disfraz.

Los pasos en el camino espiritual son abstractos, pero claros. Las puertas de la abstracción, la conciencia clara, el silencio, la conexión con la vacuidad… muchas expresiones no son meras suposiciones, realmente hay estados mentales elevados a las que llegamos de forma espontánea cuando realizamos ciertas prácticas. Cuando logras esos estados, no hay duda.

Por otro lado, están las líneas de trabajo.

La línea más mental, busca un trabajo más meditativo, mental, consciente.

La línea más sensitiva, no rechaza nada, no critica, no juzga, siente, se enamora de la vida y abraza lo que venga a ella.

Hay otras líneas, pero lo importante es elegir uno y comprender la práctica que uno realiza, a qué línea corresponde.

Mezclar caminos, enseñanzas, no tiene sentido, pues puede haber trabajos completamente contrarios.

Las líneas de trabajo, todas ellas, deberían conducir al mismo estado mental elevado de conciencia. El final no tiene diferencia, pero el trayecto es completamente diferente. Muchos consideran que su línea es más pura, más perfecta, más completa, pero realmente son todas iguales, sólo cambia el punto de vista. Este es un concepto importantísimo en la práctica espiritual, mucho más que la misma práctica. Y la mayoría de las escuelas no dan importancia a este detalle cuando enseñan sus técnicas y sus métodos.

Cuando alguien mezcla trabajos espirituales de líneas opuestas, se topa con que el trabajo que está realizando no funciona. Esta autoengañándose. Tal vez cree que hay resultados pero no es posible que los haya, solo son experiencias efímeras e ilusorias que el joven necio cree como trascendentales.

La nueva era es una mezcla de enseñanzas, muchas de ellas completamente opuestas. Trata de unificar todas las enseñanzas, caminos, religiones, filosofías, y sacar un compendio. Pero tal vez lo único que hace es confundir.

¿Qué práctica debemos seguir? La que parezca más adecuada en el momento oportuno. No hacemos una misma práctica toda la vida, sino que intentamos profundizar en una práctica en concreto, la conocemos, la analizamos, la entendemos. Cuando surge sin dificultad, cuando entrega resultados y alcanzamos los objetivos “sin esfuerzo” o de forma espontánea y natural, entonces está integrada. En ese momento, el guía o maestro puede orientarte en otra dirección. Pero a la vez, sobre todo cuando uno es un poco autodidacta, debemos comprender las prácticas como para saber qué práctica utilizar según sea necesario en el momento que vivimos.

En nuestra web de la escuela, con todas las formaciones, puedes encontrar muchas prácticas y trabajos interesantes. Muchas te ayudarán en momentos concretos y otros te pueden ayudar a comprender el trabajo que ya estás haciendo.

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