Tus límites son los límites de tu mente

Tus límites son los límites de tu mente.

Tú creas tu realidad. Podemos pensar que hay personas más o menos conectadas, o personas con más o menos suerte, pero la realidad es que tu mente crea constantemente la realidad que hay en ti: quién eres y qué te rodea.

Imagina tu mente atemporal, imagina que tu mente trasciende este y otros planos, imagina que tu mente no está sujeta a un yo, es más, tu mente, tu mente iluminada, es aquella que puede tomar plena consciencia del pequeño yo que intenta ser protagonista de tu vida.

Un mago parte de esta idea. Un chamán trasciende su mente, deja de limitarla al concepto de yo, y desde una consciencia colectiva, infinita, accede a las capacidades tan extrañas e imposibles a ojos del yo limitado y dividido.

Este pequeño yo limitado y dividido, lo podemos llamar ego. No es una realidad en si mismo. Es una idea creada para vivir esta manifestación. Es un pensamiento sin más.

El chamán trasciende esta idea y habla con la voz del universo, mira con los ojos del universo, ama con el corazón del universo. Entonces descubre el poder de la creación.

Parece imposible, ¿verdad?

Por de pronto, sólo has de recordar que tu mente crea y limita tu realidad, y cada mensaje que le entregues a tu vida, la vida te lo devolverá.

Puedes entenderlo como un sueño. Cuando estás soñando vives y sufres todo cuanto aparece en el sueño, apenas puedes hacer nada, al principio, no tienes control. Pero a veces, durante el sueño, descubres que estás soñando. En esos momentos la experiencia cambia. Observas el sueño desde otro lugar. Tu mente al principio sólo observa, y comprendes lo que ocurre. Tal vez decidas despertarte o tal vez continúes en el sueño. Tal vez se te pase esa consciencia rápidamente y te sumerjas más profundamente en el sueño. Hay personas que logran saber, dentro del sueño, qué día de la semana es, recordar lo que hicieron el día anterior e incluso programar el día siguiente. Ya no están en la mente del sueño. Otras personas, al saber que están soñando, deciden cambiar el sueño, lo transforman por otro que les gusta más.

Nuestra realidad, en la vigilia, es algo similar. Tú sufres, caminas, sientes, vives, una realidad desde un pequeño yo llamado ego. Un personaje creado para vivir esta vida, este sueño. De pronto, o por momentos, aparece una visión clara, que puede durar instantes, en las que toda tu realidad tiene una claridad diferente. Eres consciente de tu ego desde otro lugar, eres consciente de ti mismo desde otro lugar, observas tu pensamiento, observas tus emociones, tu entorno, y comprendes que tu observador no es eso. Es algo más. Es una visión trascendental donde el yo deja de existir. Puede ser por momentos, hay mucha claridad, igual que en un sueño en el que descubres que estás soñando. Este sentir te lleva a comprender el tiempo de otra forma, en ese instante pasado y futuro no parecen preocuparte, ni parece preocuparte nada. Es más, parece que sabes de alguna manera lo que otros piensan y sienten, porque todo es parte de ese momento. Tienes plena conciencia de dónde estás y de todo cuanto ocurre en ese momento.

De la misma forma que en el sueño, tal vez recuerdes, sepas, conectes con información de otro tiempo, de otro lugar, de tu origen. Puede ser incluso que en ese momento conectes con la mente de otras personas, o que decidas cambiar ese pequeño mundo que has creado para vivir tu vida, que decidas cambiar tu realidad, y con la misma mente transformes lo que te rodea. No estás sufriendo esa realidad, eres consciente de ella desde otro lugar, que no es afectado por la vida, otro lugar donde la visión es plena y eres capaz de sumergirte en este sueño, vida, sin comprometer nada, y a la vez sintiéndolo todo y viviéndolo todo. Igual que en un sueño.

Una vez comprendida la mente trascendida, una vez descubierta la visión trascendental, tenemos diferentes caminos para trascender la mente limitada y los complejos límites que esta nos impone.

El primer camino, y más generalizado, consiste en romper con todos los límites. Eso se hace con ciertas prácticas chamánicas, donde descubres que tu mente es un instrumento, que puedes cambiar los límites de lo conocido. A veces ocurre simplemente en presencia de una persona que rompe estos límites, viendo el futuro, sanando, leyendo tu mente, o desvelando tu pasado como si fuese un libro abierto. Entonces la mente de quien cree en este pequeño yo se quiebra, la creencia de todos los límites impuestos en esta realidad, se rompen. No queda más remedio ante la presencia de una persona así.

Es posible que intentes darle poder a esa persona, o que busques explicación de sus capacidades que te resultan extraordinarias. Pero esa persona es como tú, como cualquiera. Simplemente, aquello que llamas yo, eso que te define y limita, es algo que el otro posee por igual, si no lo tuviera no podría vivir esta realidad, pero lo observa desde otra conciencia y juega con ello como si fuese una marioneta.

No se trata de una conexión espiritual, ni de vibraciones superiores que le llegan, ni dones que ha heredado, sólo es la clara experiencia de que este pequeño yo llamado ego, no es el ser ni el creador, y la posibilidad de observar este ego desde una mente superior.

Este camino, en que alguien es testigo de que los limites de la vida se quiebran en aquellas personas que no creen en ellos, abre las posibilidades a observar desde otro lugar.

También se rompen los límites con un shock. Muchas personas, tan enganchadas a su día a día, eligen sin darse cuenta este método. Ellos viven en sus rutinas, en sus horarios, trabajos, familia, todo parece ser comprendido, equilibrado, todo está controlado, pero un día, por lo que sea, fruto de un libro, de una experiencia, un accidente, o de nada, viven un shock. La mente se quiebra por un instante y descubren la irrealidad, la ilusión de la que forman parte y construyen. A partir de ahí no vuelven a ser los mismos, su mente ha dado un paso hacia adelante y no hay posibilidad de volver al equilibrio en que vivían.

El siguiente camino no se trata de romper con los límites, sino conectar con la mente observadora, con la sabiduría. Es un camino fluido, tranquilo, que no requiere deshacer las creencias establecidas. Es más, parece que la persona nació con facilidad para ello.

Este camino se construye normalmente cuando uno nace en una familia que te ayuda a descubrir que todo es un sueño, que tú eres un creador. No es un camino que se pueda realizar a partir de cierta edad, sino que la mente, mientras abre las puertas a la visión, no pone resistencia, por que no está condicionada de ninguna forma.

Muchas personas con capacidades psíquicas, se supone que han nacido con ellas. Pero tal vez no hayan nacido con ellas, sino que el entorno les ha permitido abrir la mente a esta realidad y no opusieron resistencia a la hora de integrar la capacidad ilimitada del ser humano.

En la crianza de un sanador, el niño desde muy tierna edad, cree y sabe que, al poner las manos sobre otra persona, esta mejora y se recupera. No tiene duda. No considera que hay personas brillantes, ni dones, ni nada así, sólo sabe que esto ocurre.

En la crianza de una persona que eternamente buscará algo, se le muestra que existen personas que nacen con capacidades, conectadas. Se le hace creer en la magia, como en el mago Merlín, o en papá Noel, pero esos son otros, que nacieron así. O que fueron tocados por alguien especial.

En la crianza de una persona con una mente limitada, se le enseña que nadie tiene capacidad para nada, que no existe la magia, que tras la muerte no hay nada.

Esto nos señala las resistencias que la mente pondrá a trascender sus propios límites. Claramente, en el último ejemplo, un shock o una vivencia extracorpórea, incluso ser testigo de ciertas experiencias imposibles de explicar, puede hacer que se quiebren todos sus conceptos de los límites de la mente, del tiempo, del espacio, de todo. Es posible que, un día relajado en su limitada vida, creyendo que nada extraordinario puede ocurrir, un pequeño detalle quiebre todos los conceptos de la realidad conocida.

Cual sea el camino elegido, una vez experimentada la conciencia iluminada, aun que sea por un instante, al retornar al ego, este intentará administrar la experiencia, apropiarse de ella. Es un acto reflejo inmediato de la mente limitada. En el momento que existe una experiencia mística trascendida, el pequeño ego querrá etiquetarla, darle una explicación, atesorarla, guardarla y convertirlo en parte de su vida para formar un nuevo límite en la realidad del ego que vivimos.

Entonces tu experiencia mística se convierte en una barrera más que limita tu mente. No se convirtió en trascendencia, se convirtió en una cadena nueva.

El aprendiz de chamán, impulsa su mente a una trascendencia completa, instante a instante, no se relaja, y comprende que el ego, su propio ego, intentará apropiarse de cada visión y cada concepto, para encadenar la mente y vivir la realidad de la que forma parte. El aprendiz de chaman no descansa, pues sabe que el ego tampoco lo hace.

El ego no es una sombra, no es un demonio, es una pequeña parte de nuestra mente, necesaria para la vida, que requiere los límites para existir. No se puede destruir el ego, ni se puede empequeñecer, es lo que es.

Recuerda el ejemplo del sueño. En el momento que destruyes el personaje del sueño, desaparece el sueño. Necesitas ese personaje para vivir tu sueño. Necesitas el ego para vivir esta realidad. No es tu enemigo.

Pero sí se puede trascender la mirada y observarlo. Sí se puede colocar en el centro de la existencia la experiencia en sí, contemplada con ecuanimidad, y no la idea del yo, limitada y limitante.

Las meditaciones que propongo para iniciar un viaje hacia la consciencia plena son sencillas y las puedes realizar en cualquier momento.

La primera meditación es la sonrisa.

Tu mente crea tu vida, y te crea a ti mismo. Tu mente crea el concepto de ti y la experiencia de cuanto te rodea. Antes de intentar cambiar ese mundo que te rodea, se trata de cambiar el mensaje que te entregas a ti mismo y a la vida.

Una sonrisa, con el rostro, con los ojos, con los órganos. Una sonrisa plena, que te envías a ti mismo, es un mensaje claro de que estás bien. De que todo está bien. Es un mensaje transformador inmediato.

Puedes hacer este ejercicio sentado, tumbado, caminando, en cualquier situación, simplemente sonríe, sonríe con todo tu cuerpo, con los ojos, con la mente. Envía esa sonrisa confiada y dichosa a todo tu ser. Envía un mensaje positivo, abierto, libre, de alegría.

La segunda meditación es la observación con ecuanimidad.

Se trata de una observación de tus acciones, emociones, pensamientos… libre de conceptos y análisis, en perfeto equilibrio interior. Comienza contigo, observando sin juzgar, sin poner nombre, cada cosa que ocurre en ti, que surge de ti, incluso tus reacciones y tu forma de observarte. Trabaja un tipo de observación ecuánime y libre de todo juicio y análisis, hasta que la observación se convierta en contemplación y surja sin esfuerzo. Luego, con el tiempo, continúa observando con ecuanimidad a ti dentro de tu contexto. Luego continúa observando con ecuanimidad a ti más allá de tu contexto. Permite que la observación crezca mientras eres consciente en la forma en que te observas.

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