Aprendizajes esenciales para desarrollar la inteligencia
Existen unos aprendizajes que toda persona debería incorporar para desarrollar la inteligencia, son unas bases que ayudarna a abrir la mente y aprender a pensar. La inteligencia se desarrolla, no se nace con ella. Dependiendo, no del aprendizaje de ciertos conocimientos, sino de la forma de abordar dicho aprendizaje, la persona logrará ser más o menos inteligente en su vida. La misma idea, según esta sea trasmita, generará inteligencia o estupidez.
El error
Todo conocimiento, todo saber, tiene de una forma u otra, un error posible. Subestimar los conceptos teóricos, y abordarlos como leyes absolutas, origina un tipo de pensamiento errante, limitado, obcecado. Un pensamiento que no crece, sin posibilidades de la reflexión.
El mayor error en la educación actual consiste en abordar cada uno de los temas como verdades absolutas, sin dar a entender que todo, absolutamente todo, está sujeto a error.
Todo conocimiento es una aproximación, una interpretación, una mera intuición a la hora de describir una realidad.
Y si partimos de que un conocimiento es un reflejo de una experiencia, podemos poner el ejemplo de una imagen que represente una realidad determinada. Esta imagen puede estar dibujada, lo que sería una aproximación muy emocional y subjetiva, o pudiera ser una fotografía, que también sería una aproximación al poder realizarla con distintos detalles de color, de luz, de enfoque, o pudiera ser un video, en el cuál nos aproximaríamos al movimiento y forma, pero abandonaríamos el detalle. También la toma de la imagen es subjetiva, pues para abordar esa imagen en concreto, otras muchas se abandonarán, posiblemente esenciales para comprender la primera.
El conocimiento funciona así, como un retrato de un paisaje, es completamente subjetivo, sujeto a error, y abrazarse a ese conocimiento como una realidad absoluta, convierte al intelectual o científico en un fanático supersticioso abrazando una ilusión.
La educación de la inteligencia puede y debe abordar el aprender a identificar este tipo de cegueras como una trampa, comprender y evaluar los riesgos de los errores posibles, analizar un saber desde distintos ángulos que permitan comprender la parcialidad del conocimiento y todos los saberes y conceptos implicados en esta subjetividad. Porque si aquello que estamos analizando no es un saber absoluto, ¿cuántas cosas que rodean a este objeto en concreto están bañadas por la misma imprecisión?
Los mitos y ritos en la cultura
Por mucho que creamos evolucionada una cultura, siempre está bañada por la impronta de la interpretación de mitos, los cuales se convirtieron en ritos cotidianos, los cuales definen la misma cultura.
La idea de cultura, sin ritos, no tendría sentido.
Consideramos erróneamente que rito es un conjunto de costumbres religiosas, pero los ritos también son culturales, desde la forma de vestir, de peinarse, los horarios de comer, el dormir con la ventana abierta o cerrada… cada día nos apoyamos en miles de “ritos” basados en aquello que se nos enseñó, en aquello que vimos, o que leímos, de una forma u otra, en mitos y leyendas imposibles de contrastar.
Un rito de la sociedad moderna es “el dormitorio del bebé”. Surge de un mito, un mito reciente donde médicos o especialistas, o nadie sabe quién, popularizó la idea de la necesidad del desapego del bebé y su madre desde el mismo nacimiento, lo que ayudaría a que la madre pudiera regresar al trabajo con más prontitud, y según aquellos “estudios”, haría que el bebé se desarrollase más independiente e inteligente; pero todo esto no es más que un mito. Actualmente muchas familias, durante el mismo embarazo, preparan de manera ritualista un dormitorio para el nuevo miembro de la familia; no lo piensan, no lo analizan. Es una novedad en la historia de la humanidad. En ninguna sociedad, en ninguna cultura en la historia, los bebés han dormido solos. De pronto, es un rito. Muchas tiendas de muebles se benefician vendiendo un sinfín de elementos para este fin, muchos libros hablan de esto. Aparatos para poder escuchar al bebé, el cual, en este ritual, debe estar apartado de sus padres para “¿descansar mejor?”, “¿acostumbrarse a estar solo?”, las teorías son miles.
Sin importar si esta teoría es adecuada o no, pues esto sería caer en el error e ilusión del que se habló en el punto anterior, esta costumbre es un rito, un rito basado en un mito.
Así una cultura se basa en ritos, y la sociedad, ignorante de que sus costumbres son meros mitos, se agarra a ellos y los defiende con uñas y dientes, sin ni si quiera analizar o comprender lo que sus ritos significan o de dónde parten.
Por esto el estudio de los ritos y mitos de la cultura en la que se nace, puede ayudar a desarrollar la inteligencia, la reflexión, a evolucionar y sembrar una forma de vida más consciente y libre.
Apartarse de la especialización, en pro de la generalización
Estamos en un tiempo en que necesitamos personas inteligentes, con un tipo de inteligencia nueva. Todo está cambiando muy rápidamente y corremos el riesgo de caer en una nueva era industrial donde la población sean meros peones o soldados obedientes que mecanicen su trabajo y su forma de vida. Recordemos el tiempo de la era industrial, las fábricas en cadena y los humanos, con más de 70 horas de trabajo a la semana, convertidos en meros peones de la industrialización.
Es imprescindible en este tiempo, antes de caer en el error de convertir al humano en una máquina eficaz para el sistema político y económico, crear originalidad, desarrollar la inteligencia y abrir la mente a nuevas formas de pensamiento.
Sin embargo, se potencia la especialización. Cuando una persona es buena en una sola cosa, se torna eficaz en esa cosa, mecánica en esa especialidad, pero prescindible y limitada. Su trabajo será eso, robotizado, su perfeccionamiento, aunque fuese virtuoso, no le permite evolucionar, porque aquel pensamiento o tema que aborda, quedará limitado a esa misma área en la que ya está trabajando.
Para lograr cambios, es preciso abrir la educación al conocimiento general, global. Como en épocas antiguas cuando se desarrollo la inteligencia, donde un hombre notable tenía conocimientos de todas las áreas y de todas las artes. Vemos en la historia como la especialización limita la inteligencia y el crecimiento, esclaviza la mente de los hombres y limita la experiencia. Y observamos como, al contrario, en las épocas en que el desarrollo educativo se centraba en muchos temas, la sociedad evolucionaba rápidamente, el saber crecía a ritmos descontrolados.
En este tiempo, la especialización comienza cada vez en cursos educativos más bajos, supuestamente para facilitar al niño su camino educativo, pero no se está teniendo en cuenta el sacrificio que eso supone, tanto para el niño y sus posibilidades intelectuales, morales y laborales, como a un nivel más global, el desarrollo de la sociedad.
Aceptación de las crisis, lo inesperado y el accidente
En un medio inteligente, la crisis es una oportunidad. Todo conocimiento verdadero, necesita un cambio para generarse. Necesita una crisis, o un accidente.
Una persona inteligente, sobre todo con un tipo de inteligencia creativa, buscará el accidente y el error, aprovechándolo para obtener nuevas ideas y nuevas respuestas. Emocionado ante la incertidumbre de no saber qué ocurrirá, emocionado ante lo inesperado, todo, incluso una crisis emocional, se convierte en un acierto que podrá conducir a algo mejor.
El desarrollo de la inteligencia no puede darse cuando se niega la posibilidad de ese error, y todo conflicto se siente como desastroso. Por eso aprender a entusiasmarse con los desafíos de la vida, en vez de sentir la frustración por no tener el control, aprender a ser feliz en la incertidumbre, en lo inesperado, en la novedad, debería ser una clave para el desarrollo de la inteligencia.
Las ramificaciones de la idea y de la experiencia
Abordar un conocimiento desde distintos lugares, ayuda a ordenar las ideas y comprender lo que sabemos dentro de un contexto determinado.
Cada idea, cada pensamiento, surge de una experiencia, pero ahora tenemos que abordar algo mucho más completo: un cuadro abstracto e infinito de conexiones entre ese conocimiento y todos los demás, conocidos o desconocidos.
¿Hay conocimientos únicos? Imposible. Todo está completamente relacionado entre sí.
Cierto tipo de inteligencia se basa en aprender a ver estas ramificaciones, muy útil para un nivel empresarial, constructivo, matemático, económico, político, logístico, organizativo… Se trata de partir de una idea determinada, o de varias, y comenzar a conectarlas en un contexto, o en varios. Pudiera ser el mismo contexto en el que nace esa idea, o el contexto de la experiencia que nos posibilita vivir esa idea, o pudiera ser aquellos contextos donde queramos aplicar esa idea. Pongamos el ejemplo del conocimiento de un árbol.
Primeramente, tendríamos el contexto del mismo árbol, cómo crece, dónde, qué tipo de clima, cualidades, etc.
Podríamos partir del contexto que nos lleva a experimentar ese árbol: desde la agricultura, la botánica, la experimentación de la naturaleza y el intercambio con la misma, el arte y el aspecto visual, o incluso desde el contexto religioso y la creencia de que dicho árbol pudiera ser sagrado.
Y también existe un contexto y una serie de líneas, ramificaciones del concepto del árbol enlazadas a sus fines: arquitectura, construcción, diseño, materiales, alimentación, como pararrayos, etc.
Existen personas que son hábiles para tener nuevas experiencias, nuevas ideas, creativas, únicas basadas en un origen dado. Y existen personas que logran desarrollar todas las ramificaciones y posibilidades. Lo que los lleva a ser muy organizativas y limpias en su mente, sus ideas no buscan un origen, sino fines y posibilidades.
Este tipo de inteligencia también se desarrolla. Consiste en abordar todas las posibilidades desde un concepto determinado, tal vez en proyectos hacia empresas, o aprendiendo a organizar proyectos a gran escala, o comprendiendo todas las posibilidades de cierta idea al introducirla en distintos contextos, generando un paradigma multidimensional y miles de ramificaciones de cada pensamiento.
Entonces en este tipo de inteligencia, se desarrolla la conexión entre el todo y las partes, se desarrolla la visión global y el paradigma de las posibilidades tantas veces ignoradas. Se prevén distintas soluciones y se abordan todos los aspectos posibles de cada idea.
En definitiva, es esencial en la educación desarrollar los distintos tipos de inteligencia, y aprender a abordar los conceptos de una forma más abierta, multidimensional y flexible. Podemos desde aquí pasar el “testigo” de los conocimientos actuales a unas nuevas generaciones, enseñándoles a abordar esos conocimientos para que les sirvan a ellos, para que crezcan con ellos, no para que repitan e imiten todos los errores que ya fuimos cometiendo en el pasado.
Centrados en aprender qué pensar, cegados en la idea de verdades absolutas, del virtuosismo y de la especialización en distintas tareas, olvidamos lo valioso de desarrollar una mente abierta, una inteligencia viva y despierta que ayude siempre a crecer y tener una vida mejor.