La magia no es algo que debas ver, surge de la fe. No es algo que ante los ojos físicos o con las manos debas comprobar. La magia nace en la profundidad, en el secreto. Nace en tu mente dando sentido a lo que tu corazón siente.

Tú eres magia. Tu vida, tu nacimiento, tu respiración. La vida es un camino mágico constante.

Sin embargo sólo cuando cierras los ojos en lo físico y desde el corazón acaricias la esencia de la realidad, es posible sentir la magia.

Magia es creación. Creación es sentir. El corazón siente, la mente juega y crea a partir del sentimiento del corazón.

La tarea no consiste en estar solo, en realizar una técnica para recuperar un poder esencial perdido, ni en recordar algo olvidado. La tarea sólo es, igual que el niño construye un castillo con la arena en la playa, olvidar las reglas y construir en tu vida con tu imaginación. Esa imaginación que sólo surge cuando tu emoción es pura y tu juego no busca resultados.

Si tratas de ser poderoso, de hacerlo bien, de tener resultados, de que te quieran o que guste lo que haces, estás perdido. La magia desaparecerá al instante pues tu corazón y tu mente se disociarán otra vez. Si simplemente escuchas dentro de ti, y vives y escuchas tu sentimiento con total libertad, este te guiará a las necesidad de crear. Tu visión se abrirá, la visión del corazón y tu mente se expandirá dejando que la luz de tu centro se expanda a través de tus creaciones.

Es a través de lo sencillo que uno encuentra una inmensa alegría en la vida.

Este es un Universo de luz, donde desde la expansión de la luz avanzamos hacia una manifestación ilusoria que nos permite atravesar el caudal más fuerte par abrazar la totalidad. Es un Universo donde el sonido del agua te inspira fluidez para sonreír. El caudal del agua que desde la esencia divina, se manifiesta en todas partes. Es imposible pretender apagar dicha luz pues este, en concreto, es un Universo de Luz. La magia nace en la creación constante. La magia eres tú, por eso eres un creador.

Trabaja tu desarrollo personal sonriendo, sin herirte, sin esperar ser más de lo que ahora eres. Y el resultado será la expansión de la conciencia. Tu pequeña voz en el Universo resonará con tanta fuerza que hasta los grandes soles podrán escucharla. Sabiendo que no hay límites, ni reglas, ni formas concretas. Rompe con todas las limitaciones de tu mente. Así, desde la apertura mental permites libremente que la luz de tu interior se transforme en voz, en forma.

El secreto más grande del mundo no es para nada que tú puedes ser rico y poderoso, ni que puedes ser amado o mereces todo el Universo, el secreto más grande del mundo es mucho más sencillo y claro. Tú tienes el poder de crear en tu existencia aquello que se manifiesta en tu corazón. Tienes el poder de crear tu vida. Tu y todo lo que te rodea son poderosas y sutiles semillas de creación que con respeto (amor), armonía y gracia, puedes utilizar para construir lo que tu eres.

Lo que descubres cuando la luz de tu corazón inunda tu espacio exterior, es que nunca hubo esa diferencia entre el espacio interior y el espacio exterior. Naces sin saber el poder que hay en ti y nadie te lo recuerda. Pero una vez que lo conoces lo aprendes a canalizar. Respira. Siente. Vive.

La mañana que vives es preciosa. La mañana de este planeta es dulce. Puedes descubrir poderes increíbles, pero, ¿para qué? Descubre primero lo hermoso de esta armoniosa sinfonía de las estrellas, descubre su son, baila con ella, sintiendo y escuchando profundamente la conexión de todo cuando te rodea. Todo coexiste. Incluso tú. El poder de la creación es este dulce vals interminable. Esta balada del cosmos que intuyes desde hace siglos. Todo está perfectamente equilibrado en las notas que forman esta gran melodía.

Escuchar el silencio te permite avanzar hacia formas más sutiles, expandir tu conciencia hacia lo ilimitado. Las formas, aquello que tu mente divaga, aquello que vagamente comprendes, no es ni por asomo ni tan si quiera una pizca de la totalidad. Y el trabajo, el trabajo más secreto y enriquecedor que hay, consiste únicamente en fundirte en aquella totalidad.

La magia no nace cuando uno es consciente, ni cuando respira, ni cuando su mente piensa, si no cuando con cariño acaricia con sus manos el mundo.

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